Laura Ber Fontgibell. De Vila-seca a Irvington (Nova York)
«Me impresionaron mucho las dimensiones XL de las carreteras, de los coches...»
Seducida por el país, Laura Ber, de 23 años, encontró la manera, ahora hace casi nueve meses de trasladarse a Irvington, donde trabaja como ‘au pair’
—Cuál fue su primera impresión del país al llegar?
—No es la primera vez que estoy en Estados Unidos, cuando tenía 19 años hice un curso intensivo de inglés en Los Ángeles, California, y en aquel momento supe que no era la última vez que estaría. Me impresionaron mucho las dimensiones XL, las carreteras, los edificios, las avenidas, los coches, etc. Todo es enorme. Ahora, vivo justamente en la otra costa y también tengo que decir que se ven claras las diferencias entre California y Nueva York, cuando paseas por la calle se sienten energías totalmente diferentes. Mientras en Nueva York te das cuenta del ritmo frenético que llevan, en Los Ángeles se respira un ambiente mucho más relajado y tranquilo.
—Qué motivos la llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?
—Cuando estaba en la Universidad, los profesores explicaban anécdotas de cuando vivían en el extranjero, algunos de ellos en los Estados Unidos, y yo por dentro decía, no sé cómo, pero algún día lo haré, me hicieron despertar la curiosidad de vivir en un país totalmente diferente con una cultura y una lengua diferentes. Y, finalmente, así ha sido, he podido hacer realidad mi sueño. Decidí hacer las maletas e ir a vivir con una familia, ciudad, país y continente diferentes. Uno de los motivos principales era perfeccionar el inglés en todos los ámbitos pero sobre todo ganar fluidez a la hora de hablar, aprender varias expresiones lingüísticas y mejorar la capacidad de comunicación. Además, quería adentrárse totalmente en la cultura y estilo de vida, y es por eso que decidí ser au pair. El hecho de vivir con una familia hace que formes parte de ellos y, por lo tanto, que tengas que adaptarte a la manera de vivir que tienen ellos. Otra razón era crecer a escala personal, conocerme a mí misma y saber qué camino escoger de cara a mi futuro.
—Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal y como se lo había imaginado?
—Fue un cambio muy grande para mí pero, en cierta manera, ya me lo había imaginado. Me gustan los retos y este era uno en toda regla. Mi vida cambiaría por completo, tenía que empezar de cero. Lugar de residencia nuevo, amigos nuevos, hábitos alimenticios nuevos, estudios nuevos, incluso familia nueva. Desde el primer momento, me hicieron sentir como en casa, los primeros días se preocuparon de qué conociera más la zona, de qué cogiera el coche, de qué hiciera nuevas amistades y también de qué pasara tiempo con los niños. Pasamos 4 días en la casa de los Hamptons donde veranean y nos lo pasamos muy bien!
—Cuáles son las principales diferencias entre Irvington y su casa?
—El horario diario y la comida son completamente diferentes. Aquí desayunamos huevos revueltos a las 7 de la mañana, comemos un sándwich a las 12 del mediodía y el plato principal se sirve a la hora de la cena, a las seis de la tarde. Como curiosidad: nunca comen un primero y un segundo plato, comen uno, pero dividido en tres o cuatro partes. En cada comida tiene que haber algún tipo de carne o pescado, hidratos de carbono y fruta o verdura. Están muy concienciados de lo que es bueno y lo que es malo para la salud. Este hecho me pareció muy curioso y me rompió el famoso estereotipo que tenía sobre el país, yo me pensaba que comería hamburguesas y pizza cada día y al final ha sido totalmente el contrario.
—Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?
—Vivo en Irvington que forma parte del llamado Westchester County a unos 40 minutos de Manhattan. Y, aunque sea un pueblo pequeño, tiene todos los servicios que uno puede necesitar. Es una zona muy agradable y sosegada llena de urbanizaciones con familias que han querido que sus hijos crecieran rodeados de naturaleza, pero que van a menudo a la ciudad por ocio. Una de las ventajas es que los niños pueden jugar en la calle tranquilamente.
—Cree que el país donde vive actualmente es un buen lugar para que los más jóvenes puedan buscar y encontrar trabajo?
—Aquí hay trabajo para todo el mundo y quien quiere trabajar, trabaja. Creo que es un país lleno de oportunidades, pero la única dificultad para los extranjeros es el visado, son muy estrictos. Para poder trabajar aquí necesitas que una empresa se fije en ti y esté dispuesto a hacerte de esponsor y cubrirte los gastos del visado.
—Desde que llegó ha vivido o le ha pasado algo curioso de que no se hubiera imaginado nunca?
—Un día estábamos en Hastings-on-Hudson (un pueblo al lado de Irvington) buscando un sitio para cenar y, de repente, nos encontramos en medio de un rodaje de una película. Una chica nos preguntó si nos podíamos esperar un rato para atravesar la calle porque estábamos grabando, nosotros –muy sorprendidos– dijimos que sí y, cuando acabaron, volvió a venir la chica y nos dijo que en la cafetería de al lado estaba la actriz Naomi Watts grabando una escena. No nos lo podíamos creer pero así era!
—Qué es lo que más echa de menos de casa?
—Aparte de familia y amigos, la comida se echa mucho de menos.