El Teatro Tarragona tiene dificultad de acceso para sillas de ruedas en los lavabos y el escenario

El Teatro Tarragona, uno de los edificios más reconocidos en los últimos años en la ciudad, presenta irregularidades con respecto al acceso de las sillas de ruedas. Según denunciaba un usuario del espacio, José Luis Ortiz Lladó, los lavabos del vestíbulo destinados a las personas con movilidad reducida –son los únicos con estas características en el número 11 de la rambla Nueva– no cumplen con el Código de Accesibilidad de Cataluña. Por este motivo, cuando Ortiz fue al lavabo con su hija, que se mueve en silla de ruedas, se encontró con que la silla «se encallaba entre la puerta y la taza del inodoro y no podíamos movernos», aseguraba. Después de sufrirlo tres veces, Ortiz ha dicho «lo suficiente» y ha enviado una carta al Síndico de Agravios y una instancia en el Ayuntamiento de Tarragona. Ahora, espera que lo arreglen porque «encontrarse con esta situación en un edificio de nueva construcción es inadmisible», subrayaba.

El pasado 28 de diciembre, José Luis Ortiz y su hija se desplazaron al Teatro Tarragona para disfrutar del Gran concierto de año nuevo, de Strauss Festival Orchestra y Strauss Festival Ballet Ensemble. Ambos se dirigieron a la platea alta, concretamente en la fila 19. Este es el espacio que tienen reservado las personas que se tienen que desplazar con silla de ruedas. Para llegar hasta este punto, Ortiz y su hija tuvieron que subir con el ascensor del vestíbulo hasta la segunda planta del teatro. Y allí, en la platea alta, no hay lavabos adaptados a personas con movilidad reducida.

Los únicos lavabos que podrían ser útiles para personas en silla de ruedas son los que hay en el vestíbulo. Concretamente, los de mujeres. «No están obligados a tener una cámara higiénica adaptada en cada planta, pero sí sería lo recomendable», expresaba Ortiz. Pero el problema mayor llega cuando Ortiz y su hija se disponen a entrar en los lavabos adaptados. «Tuve que hacer contorsionismo para poder girar la silla», aseguraba al padre de la chica afectada.

Según el Código de Accesibilidad de Cataluña, una cámara higiénica adaptada tiene que tener las siguientes características: puertas de una anchura mínima de 0,80 metros y con abertura hacia el exterior; distancia de entre 0 y 0,70 metros entre el inodoro y el suelo; un espacio libre de giro y de maniobra de 1,50 metros de diámetro como mínimo; disposición de barras de soporte; grifos y manivelas accionadas mediante soporte o palanca; etc. Pero según los mesuratges realizados por Ortiz, el Teatro Tarragona no cumple con este Código.

Según comprobó Ortiz días después del 28 de diciembre, la anchura de la cámara existente es de 1,25 metros y la distancia entre la puerta y el lateral de la taza del inodoro es de 0,85 metros. «Eso hace que no sea posible la movilidad de cualquier silla de ruedas estándar», aseguraba Ortiz, que añadía que «la silla se te queda atascada cuando quieres girar». Vista la problemática, Ortiz ha redactado una queja formal al Síndico de Agravios y una instancia en el Ayuntamiento de Tarragona para conseguir una solución. «Son muchos años soportando cosas así, pero hay momentos que dices basta», sentenciaba el padre de la chica afectada.

Un escenario ‘anti-sillas’

Pero no sólo los lavabos del Teatro Tarragona presentan dificultades para las personas que se tienen que desplazar en silla de ruedas. El escenario es un espacio totalmente inaccesible. Desde la inauguración del edificio, el año 2012, ningún actor con problemas de movilidad ha subido a la tarima. De hecho, ninguna compañía de las que ha actuado en el teatro contaba con un miembro en silla de ruedas, pero en el caso que hubiera estado así, no hubiera podido actuar. Y eso será un problema de cara a los próximos meses.

El Teatro Metropol, actualmente cerrado, era lo único que acogía actuaciones de grupos como el Trote Teatro, del centro de parálisis cerebral La Muntanyeta. ¿Sin embargo, y a partir de ahora, qué pasará? El escenario del Teatro Tarragona está a dos pisos de distancia de la zona de camerinos. Y la separación tan sólo se puede salvar haciendo uso de las escaleras. Además, por la parte de delante también es imposible acceder.

Por otra parte, la zona de camerinos, no cuenta con lavabos adaptados. Por lo tanto, si un grupo de teatro contara con personas que se desplazan en silla de ruedas, se encontrarían con dos problemas cruciales: por una parte, no podrían acceder al escenario de ninguna de las maneras; y de la otra no podrían ir al lavabo –sólo podrían ir hasta el vestíbulo, sitio donde se encuentra el único lavabo adaptado del edificio.

Habrá que ver qué sucede con el festival Ecléctico, por ejemplo. El Ecléctico Festival de Artes Escénicas desde la Discapacidad nació el año 2010, fruto de la colaboración de los departamentos de Cultura y de Políticas de Igualdad del Ayuntamiento de Tarragona y cuatro formaciones de artes escénicas de la ciudad. Se celebra cada dos años y este año volverá a Tarragona.