La Farmacia Micó celebra el 50 aniversario de su apertura hoy
Abrió el 15 de enero del año 1968
La Farmacia Micó, una de las más antiguas de Tarragona, cumple hoy, lunes, el 50 aniversario de su apertura en la Rambla Nueva, a pocos metros de distancia de la plaza Imperial Tarraco, en un tramo que cuándo fue inaugurada se llamaba avenida Conde de Vallellano. Joan Micó inició la zaga familiar de farmacéuticos, que continúa su hija Gabi, el 15 de enero de 1968, en una Tarragona que superaba por bien poco los 55.000 habitantes. Joan fue el responsable del establecimiento los primeros cuarenta años y, una vez se jubiló, hace diez años, se hizo cargo su hijo.
Coincidiendo con el cumpleaños, Joan Micó destaca el hecho de haber contado «con profesionales como Montse Recasens, Anna Caballé y Sergi Camacho –los dos últimos siguen en activo–, a quién los clientes aprecian mucho», y también ha tenido un reconocimiento «a las familias Micó y Recasens, que nos ayudaron en los inicios de la farmacia». Micó expresó su agradecimiento «a los clientes de muchos años que han sido fieles y que han depositado su confianza en nosotros a lo largo de esta larga trayectoria».
Farmacia en «una masía robada»
Joan Micó decidió abrir la farmacia en un espacio de la ciudad que, en aquella época, «era una masía robada, donde había más campo que casas.» El motivo fue que la ley que regula el establecimiento de farmacias obliga al hecho a que haya una distancia mínima entre establecimientos del sector. «Yo la quería abrir en el centro y me decanté por esta zona», dijo.
Desde la farmacia, «he visto la transformación urbanística de la ciudad», remarcó Micó. En 1968, la construcción de la plaza Imperial Tarraco era muy reciente y gran parte de su alrededor estaba por urbanizar, y Conde de Vallellano era, en realidad, un tramo urbano de la carretera nacional 340. Micó recuerda «las largas colas de coches que se formaban, especialmente en los meses de verano». «Puedo decir que, desde la farmacia, he vivido la transformación urbanística de esta zona de la ciudad» que hace cincuenta años no era considerada el centro de Tarragona. Más bien al contrario, la plaza Imperial Tarraco estaba en las afueras del núcleo urbano.
La decisión de Micó de abrir la farmacia en un lugar poco habitado fue del todo acertada, ya que con el transcurso del tiempo la ciudad experimentó un importante crecimiento precisamente por aquella zona. Los campos de cultivo y las masías dieron paso a las construcciones actuales, entre ellas un edificio de Vallellano que se conoció como los de los millonarios, porque fueron los primeros pisos que costaron un millón de pesetas. Estuvo en este contexto que Micó inauguró una farmacia que ha llegado al medio siglo de vida con la satisfacción de «hacer un servicio a nuestros clientes, muchos de los cuales ya nos han dejado y por|para los que queremos tener un recuerdo sentimental en estos momentos de celebración». Para Micó, también es motivo de alegría que su hija siga al frente de la farmacia.