Los combates verbales improvisados entre raperos llenan el parque del Francolí
El acontecimiento se organiza mediante las redes sociales gracias a la plataforma ‘Tarragona Hip Hop Club’ y ayer reunió a 18 concursantes
Una canción instrumental es la base de la competición. Encima de esta, los raperos entonan sus letras. Pero no son canciones. No están escritas previamente. Los raperos improvisan todas y cada una de las palabras que tiran. El objetivo, desarmar al adversario con rimas ingenioses, que encajen sobre la base a la perfección y que sigan un patrón métrico. Pero eso no lo es todo. El estilo, la puesta en escena y el tono de voz también ayudan a ganarse la confianza del público y el voto a favor del jurado. Son auténticas batallas verbales. Predominan los insultos, pero también el respeto y el compañerismo, pilares de la cultura urbana y el Hip Hop. Y eso se vivió ayer tarde en el parque del Francolí de Tarragona, que se llenó en el espacio de las gradas a partir de las cinco de la tarde.
Ayer, 18 raperos se citaron en el parque del Francolí de Tarragona para poner en práctica sus habilidades. Se inscriben en una lista con sus nombres artísticos y pagan dos euros, que se llevará el ganador de la competición. Un speaker se encarga de organizar el acontecimiento e ir llamando a los raperos para hacerles bajar al campo de batalla, en este caso, las gradas del Francolí. Después, la base entra en acción y empieza el show. Los dos raperos se enfrentan por turnos de un minuto cada uno o de veinte segundos alternados durante dos minutos y medio. Cuando se agota el tiempo, el jurado, formado por tres personas, vota a su rapero preferido, que pasa a la siguiente fase. En caso de empate, se vuelve a repetir el combate y se vuelve a votar.
El público también juega un papel fundamental. Es libre de expresar su opinión sobre las rimas que está tirando el rapero. Así pues, se escuchan silencios sepulcrales con las rimas malas y fuertes gritos con aquellas más ingenioses o elaboradas. Ayer, por ejemplo, Minus Clark, Sandro o Chals fueron tres de los raperos más reconocidos por el público asistente.
Aunque la cultura urbana es la que predomina en estos tipos de acontecimientos, las batallas de rap están abiertas a todo tipo de público. De hecho, entre las decenas de personas que ayer se sentaban en las gradas del parque, no sólo había chándales anchos y gorras planas. Eso sí: si alguien decide que quiere asistir a un combate de estas características, tiene que tener claro que difícilmente escuchará un «te amo mucho». Los raperos acostumbran a insultarse, aunque con más o menos elegancia. Y eso el público lo acostumbra a notar. Por este motivo, celebran menos uno «eres una mierda» que no una rima elaborada, ingeniosa y canto con estilo.
Una entidad consolidada
Tarragona Hip Hop Club es la entidad que se encarga de organizar estos acontecimientos. Nació hace un par de años gracias a la iniciativa de algunos jóvenes, como por ejemplo Carlos López, de nombre artístico Chals y originario de Reus. Habitualmente, una vez al mes organizan una batalla de este tipo en Tarragona o en Reus, aunque también se han celebrado en Tortosa, el Vendrell u otros municipios de la provincia. Aunque el objetivo de los combates verbales es casi siempre lo mismo, desarmar al adversario, el formato puede cambiar. Se han celebrado competiciones por parejas, en grupos o en formato individual.
Las redes sociales son un pilar fundamental para esta entidad. A partir de Facebook, promocionan los conciertos y las batallas que organizan. Y mediante You Tube, las dan a conocer a sus seguidores.