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Vecinos de la calle Sevilla de Tarragona quieren evitar la apertura de un bar musical en un local

La comunidad entra en el Ayuntamiento uno petición para que valore la concesión de la licencia de actividad, ante posibles problemas de ruidos

Imagen de las obras que se hacen en el interior, captadas desde el exterior para or un vecino de la comunidad.

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El proyecto de apertura de un bar musical en los bajos del número 7 de la calle Sevilla preocupa, y mucho, a la comunidad de vecinos, ante las molestias que pueda generar en el futuro esta actividad. Hace dos semanas, y después de mantener una reunión con el propietario del local, el colectivo registró en el OMAC un escrito, acompañado de 36 firmas, «para que el Ayuntamiento lo tenga en cuenta cuando se plantee el cambio de actividad y no lo autorice», dijo a esta redacción un portavoz de la comunidad.

El pasado día 5 de febrero, y ante el inicio de ls recogida de firmas por parte de los vecinos, el propietario del local, Joan Sanchís, aseguró a esta redacción que su intención es «abrir un bar» convencional, que cerrará «a las 10 de la noche» y que en ningún caso se trataba de un bar musical. Esta aseveración contrasta con el contenido de la conversación que mantuvo con miembros de la comunidad de vecinos, en una reunión celebrada «a petición del propietario del local», dijo el portavoz, en la cual, «delante de unas treinta personas, dijo que su intención era poner en alquiler un bar musical, con un amplio horario de apertura».

El representante de la comunidad afirmó que, el propietario, «ha dado varias versiones según el vecino con quién, a título particular, ha explicado un proyecto que prevé dos mesas de billar, un espacio para fumadores, una zona de chill-out y comida fría, según nos explicó». El local, de más de 500 metros cuadrados, tendrá un aforo para 145 clientes. Los vecinos se muestran preocupados por los ruidos que puedan resultar de la actividad, tanto dentro del local como en la calle, «ya que entre semana podrá cerrar a las 2:30 horas y, los fin de semana, a las 3 de la madrugada». Los vecinos aseguraron a Diari Més que, «ante la posibilidad de ruidos y que este afecten los pisos superiores, una sonometría no puede captar aquellos que sean puntuales, como los de personas que griten o los de bolas de billar cuando choquen». En este contexto, el portavoz dijo que el edificio, construido el año 1976, no está dotado de un buen aislamiento hasta el punto que, «cuando un vecino estornuda en el primer piso, lo oye el del sexto».

El representante de la comunidad recordó que «ya tuvimos problemas de ruido cuando el local lo ocupaba un supermercado y pusieron un aparato de aire acondicionado: hicimos mediciones y estos llegaban a más de 60 decibelios». En el mismo espacio, en una salida hacia el exterior del inmueble ubicada al parking, el propietario del local inició obras por la instalación de climatización. En este extremo, «en la reunión nos dijo que el aire de la climatización se evacuaría por una ventana que abrió en el parking y que nosotros consideramos es ilegal». El portavoz añadió que «sus explicaciones nos generaron incertidumbre e incredulidad, y no queremos tener molestias ni las servidumbres que ocasionarán las reformas que tiene previsto hacer».

Por otra parte, los vecinos remarcaron que «no estamos tanto en contra de la actividad, como de las molestias que pueda ocasionar, porque ya tenemos la experiencia negativa de cuando en el local había un supermercado». «En este bloque reside gente de edad avanzada, sabemos que cualquier ruido se oye en el interior de los pisos y, si no se hace una insonorización adecuada, tendremos problemas». Además, el propietario «hace obras desde hace meses, que él dijo que son menores, cuando las pidió al Ayuntamiento el 4 de enero».

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