El sintecho muerto en la Rambla se llamaba Carolina y llegó a la calle el año 2016

Cuando una persona sin hogar muere en las calles y la noticia aparece a los medios de comunicación, el conjunto de la sociedad toma un poco de conciencia. Así se demostró hace dos semanas, cuando la muerte de un hombre en una sucursal bancaria de la Rambla causó revuelo a las redes sociales. Pero quince días más tarde, poca gente debe recordar los hechos. Y evidentemente, casi nadie debe saber quién era aquel hombre que falleció con la única compañía del cajero automático y el frío del mes de febrero. Su nombre era Carolina. Era travesti. «No quiero ejercer la prostitución y por eso estoy en la calle pasando hambre», decía también el cartel que lo acompañaba para pedir dinero a la rambla Nova.

Carolina llegó a las calles de la ciudad el verano de 2016. Entonces tenía 43 años. Se ubicaba en la esquina entre la Rambla Nova y la calle Unión. Allí, acompañada de una alfombra, un cartel de cartón y un carro de la compra, pedía ayuda para intentar sobrevivir. Su infancia y adolescencia no fueron nada fáciles. Después, la prostitución y las drogas marcaron su vida. Ambas ligaduras a la fuerza. De hecho, aseguraba que «en el prostíbulo donde trabajaba, me obligaban a consumir cocaína para trabajar sin cesar».

La muerte de su madre, ahora hace cuatro años, también fue un obstáculo que Carolina, David en su DNI, tuvo que superar. «Mi madre murió hace tres años. Mis hermanos vendieron la casa, que estaba hipotecada por el banco y nos dieron una miseria. Yo estaba muy atada a mi madre, y no pude aceptar su muerte. Vivía con ella. Intenté suicidarme, y en consecuencia, mis hermanos me llevaron al Pere Mata», aseguraba el año 2016 a un banco de la Rambla Nueva mientras miraba, desafiante, a una sociedad que «me apartó desde el principio».

«Una muerte de tercera»

El próximo jueves día 22 a las 19 horas, Carolina será recordada en el número 58 de la Rambla Nueva, lugar|sitio donde murió. Amadeu López ha decidido convocar a toda la ciudadanía para reflexionar sobre el derecho a un techo. Porque tal como dice, «una muerte en la calle es un fracaso social» y la muerte de Carolina es una muerte «de tercera». Sin minutos de silencio, ni recuerdos de las instituciones. Todo el mundo que quiera asistir puede llevar velas, poemas u otros elementos para colaborar en el recuerdo. «Será un acto para|por reflexionar. Hay que hacer autocrítica», acaba diciendo López.