«Los problemas con los perros derivan del hecho que se les trata como humanos»

—¿Cómo se incia y se forma en el mundo del adiestramiento canino?

—Los animales siempre me han gustado. Hace catorce años llegó un perro a la familia y vi que tenía mano, así que empecé a formarme. No hay ningún título que esté homologado, yo hice varios cursillos, y también he recibido formación de Xavier Marsinyach, uno de los mejores adiestradores que hay en este momento en España. De todos modos, como más he aprendido ha sido observando a mi mandada: tengo siete perros y me he pasado muchas horas observando cómo interactúan.

—¿Cuáles son los casos más habituales que se le presentan en Kingcan?

—Me suelen llegar casos bastante complicados, personas que, después de pasar por varios adiestradores, no han conseguido resolver el problema. Lo más habitual es que los perros tengan problemas de agresividad.

—¿Cuáles son las principales causas de agresividad en los perros?

—Puede ser por dominancia o por agresividad intraespecífica, entre los perros. Pero muchas veces la causa el miedo o la inseguridad del animal. Hace cincuenta años estos problemas no existían, porque los perros se trataban como perros, tenían una función, como cazar o hacer de perro pastor. Los problemas actuales derivan del hecho que los perros se humanizan, se tratan como si fueran personas y no se les ejercita, ni físicamente ni mentalmente. Entonces, es cuestión de tiempos que deriven en ansiedad, estrés y agresividad.

—¿Cómo tiene que ser, la relación dueño-perro?

—De entrada, los propietarios tendrían que hacer una formación, que yo creo que tendría que ser previa a adquirir el animal. Eso, en muchos países, ya es obligatorio. Mucha gente escoge el perro simplemente por estética, y puede ser que aquel perro sea hiperactivo y nosotros seamos una familia tranquila. Entonces, ya parece que el perro está loco. Pero no es eso, es que el animal necesita más ejercicio físico y mental. Y, en segundo lugar, insisto en que los dueños tienen que aplicar la psicología canina, y no la humana.

—¿Qué consejo daría para cuando llega un cachorro a casa?

—Pues que el dueño vaya a un profesional que le explique qué tiene que hacer. Cuando tenemos hijos, les inculcamos unas normas y una disciplina, y en cambio, con un perro dejamos que haga lo que quiera. Los perros son animales gregarios, que se mueven en mandadas, con un líder, y tienen que tener muy claro quién manda. Hay quien piensa que, dejando que el perro haga lo que quiera, es más feliz, y es todo lo contrario. Se siente desubicado, no sabe cuál es su lugar en la mandada, y eso deriva en inseguridad.

—¿Según su experiencia, cree que hay personas que quizás no están preparadas para tener un perro?

—Me he encontrado con casos de tener el perro conmigo en el centro y que no mostrara agresividad, y en el momento que vuelve con el dueño, tenerla. A veces tengo que hacer de psicólogo humano, reforzar la autoestima de las personas y darles seguridad.

—Una parte de su trabajo consiste, pues, en ‘educar’ a los propietarios.

—Sí, yo adiestro perros, pero sobre todo educo a los propietarios. Si sólo tengo el perro, acabo rápido. El 99% de las veces que me viene un perro con problemas es porque el propietario no ha sabido lo que tenía que hacer.

—A los dueños les debe parecer que hace milagros.

—Yo me dedico a eso porque es lo que me llena, y también porque es muy gratificante. Hay clientes que vienen con casos muy difíciles y cuando consigo solucionarlos me abrazan llorando. Eso no tiene precio.

—¿Qué opinión le merecen los programas de adiestramiento que se emiten en la televisión?

—Hay mucho ‘cortar y pegar’. Para corregir un problema yo paso semanas, pero en la televisión parece que con cinco minutos el problema se ha resuelto. De todos modos, me gusta la manera de hacer de César Millán, y de hecho muchas personas me dicen que soy ‘el César Millán de Tarragona’. Yo pienso que para tener un perro estable es importante acercarse al estado natural del perro.

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