«Me han pasado algunas historias que mucha gente no se podría creer»
Juárez presentará su último libro, ‘Un paseo miedo yo vida’, el próximo 15 de marzo, a las 19.30 h, al Teatrillo del Serrallo de Tarragona
—Más que una biografía, ha escrito un libro de recuerdos.
—Este es un libro muy pedido, ya hace años, por los amigos, la gente conocida, que quiero y que me ama y también para|por personas de otros países. Los últimos veinticinco o treinta años he estado a fuera casi tanto de tiempo como a Tarragona. Ha habido momentos de mi vida que todo ha sido trabajo, trabajo y trabajo, sin tiempo para nada más. Ahora hace tres años, me diagnosticaron una enfermedad y pensé que sería el momento. También me animó mucho a Adrián [Muñoz]. Al final sin embargo, no son unas memorias de mi actividad, porque harían falta más libros, ni una biografía, sino historias curiosas que me han pasado de verdad. Algunas tristes, otras divertidas, pero todo cosas que me han pasado y que mucha gente no se lo podría creer.
—En el libro asegura que La Habana es su segunda ciudad. ¿Qué vínculos lo vinculan tan estrechamente a este lugar?
—La primera vez que pasé para|por Cuba fue como tertuliano para Radio Nacional. Habían organizado un ciclo de tertulias que llamaron|nombraron a La Ruta Maya, y acababa en La Habana. Aquella primera vez me impactó mucho. Como todo el mundo, tenía algunos países idealizados, y por alguien como yo, progresista y de izquierdas, siempre había sido especial. Allí me he sentido muy bien. Cuando viajas solo, al principio lo aguantas todo, pero al cabo de unos años se hace pesado y, o haces amistades y nuevas familias, o se hace muy duro. La Habana siempre ha sido un lugar donde he hecho parada, tanto de ida como de vuelta, de mis viajes.
—Vinculadas en Cuba explica dos historias, una muy bonita, sobre la ayuda en material escolar, y una muy dura, sobre los enfermos de SIDA.
—Sí, cuando empecé a ver cosas que no podía asumir empecé a hacer acciones solidarias con el pueblo cubano. Puse en marcha una campaña de recogida de material escolar que llevó hasta la isla treinta toneladas de material, fue apoteósico. Pero también está la historia triste de las personas que se autoinyectaron el virus del SIDA porque vivían un periodo tan duro que no tenían ni comida y pensaron que estando enfermos los cuidarían mejor, pero la medicina cubana no los cuidó y acabaron muriendo.
—También explica auténticas aventuras en lugares como Marruecos o el Sáhara. ¿Nunca ha sufrido por su vida?
—En uno de los prólogos, Eduardo Boné, delegado de Madre Terra en México, dice que lo que ha aprendido de mí es que no existe la palabra «miedo». Y es cert. Me he metido en zonas peligrosas, inhóspitas, y nunca me ha pasado nada. En el Salvador me muevo con guardaespaldas y en los coches donde viajo hay algún kalashnikov, pero no se ha utilizado nunca, yo soy uno más, no un turista.
—En el libro escribe: «Siempre he sido una persona implicada a nivel político, pero nunca he jugado a caballo ganador».
—Eso tiene una explicación fácil. En este país no ha ganado nunca la izquierda, es tan moderada que no me oigo reflexat. Por eso, cuando mi amigo Óscar Ortiz, alcalde de Santa Tecla, en el Salvador, ganó las elecciones municipales en que yo hice de observador, oí que por|para una vez ganaba alguna cosa parecida al mío.
—Se ha guardado muchos secretos e historias que no se pueden explicar?
—Sí, claro está, pero es una cuestión incluso de cortesía. Sé muchas cosas de esta ciudad y el trayecto hasta aquí ha sido muy duro, porque cuando alguien empieza a destacar, la gente va a por él. Pero este libro es positivo, aquello de Se puede no lo inventó Podemos, lo inventó mucha gente de la historia. El futuro es el mestizaje y la diversidad cultural, hay que eliminar barreras.