Sociedad
Once días sin agua: la situación «desesperante» de una tarraconense
La afectada asegura que las fincas de sus vecinos no han pagado las facturas y la situación se repite desde hace cinco años
Elisabet Alas vive en la calle Ferrers número 7, un edificio ubicado en la Parte Alta de Tarragona. Asegura estar «desesperada». El motivo, un nuevo corte de agua en su comunidad de vecinos. Hace once días que no cae ni una gota de los grifos, y no es la primera vez. «Hace cinco años que estamos así, con cortes ininterrumpidos. Pero ya no puedo más», lamentaba en las puertas de su casa rodeada de garrafas de plástico. En la comunidad hay, ahora mismo, otro piso habitado.
Según Alas, es la inmobiliaria de estos vecinos la que no está al corriente de pago. «Y como tenemos un depósito comunitario, yo también me he vuelto a quedar sin agua», expresaba visiblemente afectada esta tarraconense, que asegura pagar mensualmente el contrato de su alquiler, de 240 euros, donde el agua está incluida en los gastos.
Alas tiene una minusvalía del 65% y una enfermedad en la piel que requiere mucha higiene. Desde hace casi dos semanas, tiene que cargar las garrafas de plástico e ir a la fuente de la plaza del Pallol para poder disponer de agua. «Físicamente no estoy bien. A veces mis amigas me ayudan, pero si no es el caso, lo tengo que hacer sola», explicaba con dos garrafas en cada mano. Harta de una situación que se repite desde hace cinco años, hoy iniciará los trámites para denunciar las fincas que no están al corriente de pago. «Deben 1.700 euros por no haber pagado el agua durante cinco meses. Es una vergüenza», declaraba.
La situación ha provocado que Alas tenga que recurrir a los ansiolíticos para paliar su nerviosismo. «Necesito agua ya. Tengo la casa muy sucia, tengo que limpiar. Estas no son condiciones para vivir», decía visiblemente afectada. De hecho, en su denuncia, manifestará que su vivienda no reúne las condiciones mínimas de habitabilidad. «Nadie me hace caso. Ya no puedo más», subrayaba. Además, reclamará a su inmobiliaria que instale de una vez depósitos de agua individuales. «Si lo tuviera, todo eso no se me estaría pasando», reivindicaba.
Sin luz en la escalera
Por otra parte, Alas también reivindica que el administrador instale de «una vez» luz en la escalera del edificio. Se trata de una construcción antigua y visiblemente degradada por el paso del tiempo. Los peldaños están resquebrajados y el riesgo de caída, tal como ha comprobado este medio in situ, es alto. Cuando la afectada llega con las garrafas llenas de agua para poder limpiar, cocinar o ducharse, tiene que hacer los posibles para no caer mientras sube a casa. La situación se complica cuando se va el sol. Este es uno de los otros motivos que justificarán la denuncia por falta de condiciones mínimas de habitabilidad.
Alas espera que la situación se solucione de «inmediato» y que eso no vuelva a pasar. Mientras tanto, intenta hacer el posible para «sobrevivir» y para que la situación no acabe con ella. La mejor solución sería un depósito de agua individual, hecho que desea desde que llegó a la calle Ferrers hace más de cinco años.