Tres solares obstaculizan el otorgamiento de la licencia de obras a la multinacional Ikea

La llegada de Ikea a la ciudad de Tarragona se está convirtiendo en una carrera de obstáculos para el Ayuntamiento. Aunque las obras de urbanización del PP10 –polígono que acogerá el complejo– ya están adjudicadas y la negociación con la multinacional sueca está terminada –tan sólo falta dar la licencia de obras–, el consistorio tendrá que superar un último peldaño. Tres de los solares que forman parte del PP10 bloquean, a estas alturas, el otorgamiento de la licencia. Los propietarios de estos terrenos no se adhirieron al convenio de urbanización del polígono y ahora el Ayuntamiento quiere asegurarse de que serán capaces, económicamente, de hacer frente a los gastos de estas actuaciones. «No queremos que eso pase factura en el Ayuntamiento el día de mañana», decía el concejal de Urbanismo del consistorio, Josep Maria Milà.

«Precaución financiera». Así definía Milán las negociaciones del Ayuntamiento con los tres propietarios que no se adhirieron al convenio de urbanización del polígono que tiene que acoger a la multinacional sueca. Ahora, estas personas tendrán que hacer frente a los costes de las obras, y el consistorio quiere asegurarse de que son viables económicamente. En caso contrario, el Ayuntamiento ofrecerá otras opciones. «Tan pronto esté solucionada esta negociación, el Ayuntamiento hará entrega de la licencia de obras a Ikea», explicaba Milà, que subrayaba que se tratará de un periodo de tiempo «muy corto».

El bloqueo del otorgamiento de licencia por este motivo es real. De hecho, el mismo Milà lo reconocía. «Estamos en condiciones de dar la licencia inmediatamente. Las obras de urbanización están adjudicadas, los informes están terminados y podríamos otorgar la licencia cualquier día», aseguraba Milán. Pero tal como decía, «el Ayuntamiento no dará la licencia hasta que no tenga la certeza de que los solares son viables económicamente».

Una vez se hayan completado las negociaciones, Ikea recibirá su licencia. Después, la multinacional sueca esperará a que empiecen las obras de urbanización del polígono. Estas, se iniciarán después de los Juegos Mediterráneos. «Habrá dos o tres meses de movimientos de tierras», detallaba Milà. Por lo tanto, la construcción estrictamente entendida como tal, no empezaría hasta el otoño de este año.

Las obras de urbanización del PP10 tienen un coste de 1.350.009,33 euros y es la única inversión que proviene de recursos propios del consistorio, tal como consta en los Presupuestos Municipales de 2018. Aparte del complejo comercial, en el PP10 se construirán 1.200 viviendas, de las cuales más de 300 serán de protección pública. En esta zona donde estuvo el barrio de la Esperanza se operará un cambio urbanístico radical. Esta medida ya la preveía el POUM de 1985, que contemplaba la construcción de un nuevo barrio en esta zona del Poniente, en una actuación relacionada con la Anilla Mediterránea. La urbanización contempla, igualmente, la ampliación del Vial Tarradellas, que pasará de tener dos carriles en cuatro, y una avenida, también de cuatro carriles, que enlazará Bonavista con el nuevo barrio y que duró el nombre de Josep Maria Recasens.