Espacios de la Memoria recuerda la muerte no juzgada de Rodrigo Knafo

El dictador Francisco Franco había muerto no hacía ni un año y su régimen seguía más vivo que nunca, cuando se produjo la muerte de cinco trabajadores en Vitoria, a tiros, de la Policía Nacional, durante una manifestación laboral. En señal de apoyo, trabajadores de la construcción y del sector del montaje de la incipiente refinería de petróleo de la Pobla de Mafumet se declararon en huelga y se marcharon a pie hasta el centro de Tarragona. En el cruce de la Rambla Nova con la calle Unión tuvieron lugar durísimos enfrentamientos entre la Policía Nacional y los trabajadores. Uno de ellos, el joven Juan Gabriel Rodrigo Knafo, que se encontraba en el tejado del número 7 de la calle Unión, se cayó y murió. Las circunstancias en que se produjo la muerte siguen planteando muchos interrogantes, ya que nunca fueron investigadas por la policía del régimen.

Lo que sucedió aquel 5 de marzo de 1976 ha quedado reflejado en una señal ubicada en la Rambla Nova, a pocos metros de la calle Unión, con un texto y la reproducción de la portada de Diario Español donde, en un cuerpo bastante grande, se lee Día violento, con el subtítulo Centenares de manifestantes se enfrentaron en la fuerza pública. En la misma portada aparece el comunicado oficial del Gobierno Civil y la editorial, y una segunda noticia titulada Bomba en Cambio 16 y, debajo, Enviada desde Tarragona.

La concejala de Cultura, Begoña Floria, y el director del Museo de Historia de Tarragona, Lluís Balart, presentaron ayer el punto informativo que forma parte de Espacios de la Memoria, una iniciativa con la cual se pretende rememorar hechos ocurridos durante la dictadura y las personas que se opusieron, y los lugares y edificios donde tuvieron lugar. Además de la señalización dedicada a la huelga de 1976, estos días también se ha instalado una en la Antigua Audiencia, que recuerda las audiencias públicas de los consejos de guerra que se hicieron en este edificio de la plaza del Pañol que albergó el Audiencia provincial de Tarragona.

Floria manifestó que la campaña tiene como objetivo recordar «espacios emblemáticos de la oposición antifranquista, tanto de la guerra y la posguerra, como del largo periodo que transcurrió hasta la recuperación de la democracia y en la que estuvieron implicados muchos colectivos».

En las próximas semanas se crearán nueve espacios que se sumarán a los existentes, entre los cuales se encuentran los de Pilats, las Oblatas, la Oliva y el Cementerio. «Desde el 2009, con el alcalde Ballesteros, estamos recuperando la memoria histórica y lo acercamos a los estudiantes para que la conozcan». El Ayuntamiento ya trabaja en la señalización que pondrá en el convento de las Carmelitas Descalzas, conocido como La Punxa, donde el año 1938 la Generalitat lo convirtió en Preventori Judicial, pero las obras se retrasaron y el edificio no se sirvió como prisión preventiva hasta la ocupación de Tarragona por las tropas franquistas. De 1939 en 1943 fue el lugar donde se hacía la clasificación de los prisioneros y detenidos republicanos.

Nuevos espacios

El director del Museo de Historia, Lluís Balart, informó de que el Ayuntamiento ya trabaja en nuevos emplazamientos de señalizaciones que forman parte del proyecto a Espais de memoria. Balart se refirió a la Librería la Rambla, «que fue un centro de reunión de antifranquistas», en el Auditorio del Campo de Marte, recinto que «acogió los primeros mítines políticos de la democracia», en el actual edificio de la Cámara de Comercio, «que fue suyo de la Comisaría de Policía y en el sótano había los calabozos», el local parroquial de Sant Salvador, «donde se reunía l'Assemblea de Cataluña», o a la casa parroquial de Sant Josep Obrer, espacio que acogió «reuniones clandestinas».