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'Una finestra al món' vuelve al Sáhara en un nuevo intercambio educativo

Las comunidades catalana y saharaui compartirán juegos infantiles, cartas y pintura creativa

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La organización Una ventana en el mundo realizará, durante la Semana Santa, la decimosexta expedición en los campamentos de refugiados saharauis. Este nuevo intercambio educativo servirá para compartir juegos infantiles entre alumnos de las comunidades catalana y saharaui, así como cartas que han ido redactando los estudiantes, dibujos que se envían desde Cataluña para que sean completados al África e incluso un taller casteller con los Xiquets de Tarragona. «Juntos construimos la resistencia de su cultura», expresaba Inés Solé, miembro del proyecto.

Ya hace una década que Una finestra al món intenta hacer de altavoz de la problemática de los campamentos de refugiados saharauis, que se alarga desde hace 43 años. Siempre con la vertiente educativa por bandera, esta organización ha conseguido mejorar las condiciones de vida de los habitantes del campamento de Smara, donde han concentrado sus acciones. A partir de donativos, las siete escuelas que hay en el campamento cuentan con bibliotecas y recursos que, hasta ahora, no tenían. De hecho, ayer mismo acabó la campaña Aprendre per alliberar , que buscaba conseguir material didáctico para llevar a África en esta nueva expedición.

A lo largo de estos diez años de vida, la organización ha llevado hasta el Sáhara a más de cien voluntarios. «Son personas que se han dado cuenta de la situación de los saharauis gracias a su voluntariado con Una finestra al món », expresaba Glòria Balada, también miembro de la entidad. Una vez llegan al lugar, se desarrollan las dos líneas de actuación: por una parte, el intercambio educativo anteriormente nombrado; y, de la otra, el trabajo con los profesores de los campamentos. «La comunidad educativa saharaui conoce muchos de los materiales que nosotros llevamos para trabajar a las aulas, pero nunca ha sido formada para utilizarlos durante las clases porque los recursos a los campamentos sólo llegan desde la ayuda humanitaria», recalcaba Balada.

Aunque desde Cataluña se trabaje para completar la formación del profesorado, Una finestra al món tiene claro que en ningún caso se tiene que imponer la forma de trabajar que llega desde aquí. «Ellos están abiertos a trabajar de muchas maneras, pero siempre se mantiene su cultura», subrayaba Balada.

Todas las actividades buscan el intercambio cultural, pero en ningún caso la sustitución. Este es el «secreto» de una relación entre comunidades educativas que se alarga desde hace una década y que recibe el visto bueno del gobierno saharaui. «Todo surge del feedback entre nosotros. Estamos en contacto todo el año y preparamos las actividades de manera conjunta. Ellos tienen ideas y nosotros también», acababa diciendo Inés Solé.

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