La estatua de Augusto y el regalo de Mussolini, en la Tarraco Imperial
La escultura es una réplica de una que se conserva en los Museos Vaticanos y llegó en agosto de 1934
La propuesta del Ayuntamiento de Tarragona Historias escondidas vivió ayer, domingo un nuevo capítulo. El grupo de personas participantes descubrió todos los secretos que esconde la estatua de Augusto de Prima Puerta que hay en el Paseo Arqueológico, réplica de una que se conserva a los Museos Vaticanos. El director del Museo de Historia, Lluís Balart, quien en el 2012 publicó un artículo en la revista Civiltá Romana, en un número dedicado a August, encabezó un recorrido que se inició en el exterior del recinto, donde mostró una fotografía de julio de 1939, cuándo el ministro de exteriores de Italia, el conde Ciano, presidió la colocación de la estatua. La muralla estaba llena de banderas de España y de Italia, y, con letras de gran medida|tamaño, se podía leer, por tres veces, la palabra Duce, como se conocía al dictador Mussolini.
La estatua de Augusto llegó en Tarragona por mar el 3 de agosto de 1934 y se instaló en el Paseo Arqueológico el 8 de abril de 1936. Un año después, fue retirada, hasta que en 1939 fue restituida.
Balart también mostró un monolito de 1933 dedicado a Ricardo de Orueta, quien urbanizó el espacio inspirándose en un jardín romántico inglés. El director del Museo de Historia remarcó que «se puso en época del alcalde republicano Pere Lloret y, durante el franquismo, nadie se dio cuenta de que el monolito estaba dedicado a una persona que formó parte de un gobierno de la República». Balart indicó que la estatua de Augusto «es un ejemplo de propaganda política».