El teatro romano de Tarragona toma forma
Instalan una gran estructura de hierro que simula las antiguas graderías del monumento, en la primera fase de su museización
El teatro romano de Tarragona toma forma. Los restos de este monumento construido en el siglo I dC, que pasaban un poco desapercibidas entre grandes edificios dentro del núcleo urbano y que casi destruye una promoción urbanística de los años 70, ahora son más visibles gracias a una gran estructura de hierro que simula las antiguas graderías. Esta instalación forma parte de la primera fase de museización de este ámbito, de unos 6.000 metros cuadrados, y que abarca los restos de dos edificios más, un ninfeo y unas termas, si bien estas serían de época posterior. También se han restaurado los restos del teatro, de relativa monumentalidad, en una intervención inicial presupuestada en 750.000 euros, que se extenderá en los próximos tres años. Ahora el siguiente paso será abrirlo al público, a través de visitas concertadas, para dar a conocer un recinto que tenía capacidad para más de 5.000 personas, y que más allá de ser un espacio para representaciones, era un símbolo más del poder del imperio romano.
Con todo, los historiadores explican que no tuvo una larga vigencia en la época romana. El circo y el anfiteatro ofrecían más espectáculo y el teatro entró en desuso prácticamente a partir del siglo II. Desde entonces y a largo de la historia, el ámbito fue teniendo varios usos hasta que, hace cuarenta años atrás, se vio amenazado por la construcción de un bloque de pisos y que se frenó por una fuerte oposición ciudadana. Un cambio del cual todavía se conservan los pilastras iniciales, y que el consistorio quiere conservar porque considera que también forma parte de la historia.
«Es mucho más que un teatro romano, estamos en un yacimiento que tiene varias capas históricas, y durante siglos fue un terreno desconocido por los tarraconenses hasta que se descubrió a finales del siglo XIX», ha recordado al director general de Patrimonio Cultural de la Generalitat, Jusèp Boya. Según Boya, hay que tener en cuenta que conforma un gran parque arqueológico, incluyendo los edificios del ninfeo y las termas. «Hay más restos que hay que considerar e integrar, hace falta abrir el zoom como en parque urbano, es un yacimiento que actúa de rótula arqueológica entre la Part Alta y la Part Baixa», ha añadido.
Comprender la geometría del teatro original
Aparte de consolidar los restos, la actuación más característica de esta primera fase de museización del teatro romano es esta estructura de hierro corrugado, diseñada por el arquitecto Toni Gironès, como elemento interpretativo para que la ciudadanía pueda visualizar la antigua geometría del teatro, si bien sólo se han restituido dos gradas o càvees -el teatro tenía tres, y en la actualidad sólo se conserva parte de las cinco primeras filas de la parte baja.
«Es una intervención atrevida», ha reconocido Boya. Desde un primer momento, se descartó una recuperación mimética con materiales trabajados en masa para que hubieran escondido los elementos originales y se optó por una estructura lineal de hierro que evoca la antigua gradería que tendría el teatro en época romana. A la vez, se han consolidado los muros de contención de la calle Caputxins y también se ha hecho un estudio analítico de los materiales pétreos.
Ahora la segunda fase supondrá la apertura del teatro a la ciudadanía -hasta ahora no era visitable al público en general. Durante la Tàrraco Viva se harán jornadas de puertas abiertas y, posteriormente, se organizarán visitas concertadas. En paralelo, se seguirá excavando el resto del solar, de unos 6.000 metros cuadrados. También supondrá el derribo de unas naves anexas al ámbito. La Generalitat se ha comprometido a invertir un millón de euros más en los próximos dos años.