Martín Castell Castella: De Tarragona a Lima
«El 95% de los españoles encarcelados en Perú lo son por tráfico de drogas»
Este tarraconense de 49 años vive en el distrito de Sant Miquel de Lima desde hace 7 años como representante en Perú de Fundación +34
—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?
—Aquí empecé colaborando con la Defensoría del Pueblo del Perú en un proyecto para hacer llegar los derechos a los ciudadanos en los barrios más humildes de Lima y Callao. Desde hace tres años soy representante en el Perú de Fundación +34, ONG española que da apoyo a los españoles privados de libertad en el extranjero y españoles en situación de vulnerabilidad. Nuestra misión es procurar que los españoles encarcelados en el Perú reciban un trato digno y que se cumplan los convenios para que puedan cumplir su condena en España. El 95% de los españoles encarcelados aquí lo son por tráfico de drogas (lo que vulgarmente se conoce por burriers o mulas). Siempre ha habido españoles que han sido usados por las mafias, pero a raíz de la crisis se multiplicó el número.
—¿Fue sorprendente el cambio?
—El motivo por el cual decidí venir al Perú fue porque sentí la necesidad de hacer o giro a mi vida de 180 grados y escogí el Perú para ser un país que ya conocía. No obstante, me costó adaptarme mucho más de lo que me imaginé. Lima es una ciudad enorme de diez millones de habitantes y cuatro veces la extensión de Madrid. Es una ciudad con un tráfico caótico y bastante inseguridad. Me di cuenta de que no es lo mismo venir de vacaciones que adaptarse. Imagínate para alguien que viene de un sitio tan tranquilo como Tarragona. Especialmente se hace duro el invierno en el cual pueden pasar semanas sin ver el sol.
—¿Cuáles son los lugares característicos de su nueva ciudad?
—Es una ciudad con muchas cosas interesantes que hacer. El moderno distrito de Miraflores está donde se concentra el número mayor de extranjeros con una gran oferta de ocio. También puedes visitar el bohemio distrito de Barranco, el Centro histórico con sus caserones coloniales y sus típicos balcones de madera o visitar el puerto del Callao. Y, ¿como no?, disfrutar de la gastronomía peruana, la mejor de Latinoamérica, con claras influencias española, china, japonesa y de los esclavos africanos. Comida en Lima se ha puesto de moda y por todas partes hay restaurantes, desde los más selectos hasta los huariques (baratos, pero excelentes). Por descontado, con el ceviche como plato bandera y lo pellizco sour como bebida nacional. La oferta turística no se reduce a Lima, Perú es un país espectacular. Tiene sierra, con Cuzco y Machu Picchu como el más conocido, costa, ideal para hacer surf, y Selva, donde puedes adentrarte en el Amazonas donde todavía quedan zonas vírgenes.
—¿Es un buen lugar dónde ir a trabajar?
—Venir al Perú a trabajar es una buena opción, si dispones de un título –especialmente valorados son los arquitectos e ingenieros españoles– o si dispones de capital para emprender, todo son facilitados, aunque hay que ir con cuidado para que no te estafen. Durante los años de la crisis llegaron muchos españoles no cualificados y encontraban trabajo, pero mal remunerado y se encontraron con que el coste de la vida y la vivienda era más cara de lo que suponían, de manera que la mayoría han ido volviendo.
—¿Ha vivido alguna anécdota especial?
—Desde que llegué, lo mejor que me ha pasado ha sido conocer a mi mujer actual y enriquecerme viviendo en otra cultura, sin olvidar nunca la mía, eso siempre lo llevo conmigo. Lo peor ha sido ver la situación de mis paisanos en las prisiones, que son un auténtico infierno donde tienen que sobrevivir día a día. Y ver cómo algunos no lo han conseguido y nunca volverán con la familia.
—¿Que hecha de menos de Tarragona?
—De Tarragona echo de menos mi familia y amigos, pero también elsol, el mar Mediterráneo, la tranquilidad, la amabilidad de la gente y a mi Nàstic. Creo que volveré un día, pero ahora mismo estoy haciendo algo para mi gente que creo que vale la pena y continuaré aquí un «ratito». Creo que de la misma manera que nunca dejé del todo mi lugar de origen, si vuelvo, tampoco dejaré del todo este país que ya considero parte de mí. Mi destino será vivir a caballo entre dos países.