Un centenar de vecinos de Pere Martell, sin agua ni luz durante cinco días

Más de un centenar de vecinos de la calle Pere Martell de Tarragona han estado sin agua ni luz durante cinco días. El viernes pasado, una avería en una de las tres fases del sistema eléctrico dejó sin suministro los números 15, 17 y 19. Se trata de tres bloques habitados, mayoritariamente, por personas de edad avanzada. Los vecinos notificaron la problemática a Fecsa-Endesa, pero no fue hasta ayer tarde cuando los trabajadores se dirigieron hasta el lugar para solucionar la situación. El motivo, la tardanza de la licencia de obras, que tiene que otorgar el Ayuntamiento. «Hemos sido secuestrados», aseguraba el vicepresidente del número 19, Vicens Ferrera. La mayoría de los vecinos tienen problemas de movilidad y no pueden subir ni bajar escaleras, por eso, hace cuatro días que no salen de casa porque el ascensor no funciona.

Dolores Calatayud es la propietaria del séptimo primera del número 19 de la calle Pere Martell. Tiene problemas en las articulaciones, supera la setentena y lleva un marcapasos. El ascensor es su mejor aliado para poder moverse y salir de casa, porque bajar las escaleras|escalas es una misión totalmente imposible. Por este motivo, desde el viernes de la semana pasada, no ha podido salir a la calle de manera autónoma. «He bajado hoy –ayer para el lector– con mi hija porque tenía que ir al oftalmólogo, pero me ha costado muchísimo», lamentaba. En la cocina, encima de la mesa, Calatayud tenía cinco garrafas de ocho litros de agua, que ha utilizado para cocinar y lavarse. Ayer, los vecinos sólo dispusieron de una hora y media de agua corriente, y durante el resto de días, tan sólo chorreaba un hilo. «Y yo todavía tengo suerte, porque a los pisos superiores el agua no llega», aseguraba la vecina.

Su situación se repite en la mayoría de los pisos de los bloques 15, 17 y 19. Se trata de tres edificios habitados por personas mayores, que sufren problemas de movilidad. También hay vecinos en silla de ruedas y otros que necesitan tratamiento médico diariamente. Por este motivo, que el ascensor no funcione durante cinco días y que el agua no chorree, se convierte en una problemática muy grande. Lo confirmaban el presidente y el vicepresidente de la comunidad de vecinos del número 19, Joan Gondolbeu i Vicens Ferrera. «Unas 150 personas han sido sin ascensor ni bomba de agua durante cinco días», lamentaban ambos, irritados después de haberse pasado todo el fin de semana llamando a Fecsa-Endesa.

El viernes, los vecinos notificaron la avería a la empresa. Esta envió a dos trabajadores al lugar para aplicar una solución provisional, según han confirmado fuentes de la compañía eléctrica. Como había fallado una de las fases del sistema, los trabajadores conectaron la primera y la segunda para suministrar un mínimo de agua y electricidad. Por lo tanto, los vecinos podían encender alguna luz, pero no poner la lavadora, por ejemplo. El ascensor, sin embargo, no tenía bastante potencia para arrancarse, tal como pasó con la bomba de agua, que sólo tenía bastante para llegar al séptimo piso y de forma muy escasa.

Fecsa-Endesa y el Ayuntamiento

«Se han ido pasando la pelota de los unos en los otros y las víctimas somos nosotros», criticaban Gondolbeu y Ferrera. El cierto es que, según confirmaba a este medio Fecsa-Endesa, «hasta el lunes no recibimos el permiso de obras para abrir una zanja en el suelo». La empresa notificó al consistorio que tenía que hacer esta obra el pasado viernes, pero según decían, «los fines de semana es casi imposible recibir la licencia». Además, añadían: «Con el Ayuntamiento de Tarragona acostumbramos a tener muchos problemas para estos casos».

Ayer tarde, dos operarios de la empresa se encontraban excavando entre los números 15 y 19 para solucionar la avería. Según informaron los mismos trabajadores a este medio, «el problema estará solucionado esta misma tarde, aunque la avería es complicada». Hoy, por lo tanto, el centenar de vecinos de la calle Pere Martell tendría que tener luz y agua. Atrás quedan cinco días de suministro casi nulo y de «secuestro» en casa, tal como expresaba Vicens Ferrera.