«El bebé puede captar lo que oye a la madre sólo con el tono de su musculatura»

—Todavía se oye aquel consejo de ‘No lo cojas en los brazos, que se malacostumbrará?

—Todavía se oye, sobre todo lo dicen algunas abuelas, pero es porque eso es lo que se decía cuando ellas eran jóvenes, y tienen este concepto muy arraigado.

—Parece que, en términos generales, también ha quedado atrás aquel postulado en que aseguraba que, para que el niño duerma, se le tiene que dejar llorar.

—En mi consulta no me llegan. Pero es cierto que los padres tienen dudas sobre las qué deben hacer por la noche, cuando el niño llora y la madre no ve claro si lo tiene que coger a hombros o ponerlo en su cama.

—El temor a no saber por qué llora el bebé es una de las cosas que más asusta a las madres primerizas?

—Sí, pero las asusta porque les tiene que asustar, sobre todo las primeras semanas. Hay una parte del cerebro emocional de la mujer que está activado para que el llanto de su hijo le asuste. ¿Y por qué? Para que la madre haga lo imposible para que el niño deje de llorar.

—Encontrar el punto justo puede ser difícil para las madres novatas. ¿Por ejemplo, si el niño sólo se duerme cuando lo cogen en brazos, lo están haciendo mal?

—La cuestión es que tenemos unas expectativas de cómo tienen que ser las cosas. La mayoría de parejas piensan que el niño comerá más o menos cada tres horas y que dormirá en la cuna y ellos podrán descansar un poco. Pero todo eso es irreal, no es nada habitual que los niños se comporten así, la mayoría necesita otras cosas además de comer, sobre todo sentirse protegidos, y en contacto con la familia. Calmarlos en el cuello no es lo más habitual, pero que duerman contigo sí, y eso no es malacostumbrarlos, es lo que necesitan.

—Qué efectos tiene el contacto físico de la madre con el bebé?

—El niño tiene 50 millones de receptores por toda la piel. Es capaz de captar lo que oye la madre sólo con el tono de su musculatura. Con el contacto piel con piel, la criatura tiene todo lo que necesita: la protección que le mujer la madre, el calor y el alimento. Es extraño que un niño que está así, llore.

—Estos beneficios son también a largo plazo?

—Sí. Antes se hablaba de eso desde el punto de vista psicológico, apuntando que serán personas más equilibradas, más estables e integradas socialmente. Pero ahora también interviene la neurociencia. Tenemos que pensar que el cerebro del bebé se desarrolla en un 75% durante los tres primeros años, así que los circuitos neuronales de las personas serán diferentes dependiendo del trato recibido.

—Los beneficios también son para la madre?

—Claro está. Las relaciones de afección son bidireccionales, y una madre que ve que el niño está a gusto, se siente a gusto también. No hay nada peor para una madre que notar que la criatura no está bien y no saber como solucionarlo. Pero en el primer caso la madre se siente fantástica: qué superpoder tenéis las mujeres, que cuando uno crío está a disgusto, lo cogéis y está feliz.

—Las caricias se van perdiendo a medida que el niño crece. Pero ellos no dejan de necesitarlas.

—Si a un niño le das este tipo de crianza, se va alejando más de la madre, pero porque se siente más seguro, ya que ha tenido la madre cuándo lo ha necesitado. Eso no quiere decir que de vez en cuando no necesite abrazos y cariño .

—Es paradójico que, por lo que explica, la crianza natural hace niños más autónomos, cuando la sensación de los padres es que dependen mucho de su presencia.

—Sí, pero es que el niño depende de los padres hagan o no hagan este tipo de crianza. Los humanos son de los cachorros más dependientes que hay a la naturaleza. Pero si tú les das eso, durante un tiempo sientes que te necesitan mucho, pero a partir de los dos o tres años eso empieza a cambiar.

—Recientemente se han escogido las diez palabras más bonitas en catalán. Entre ellas hay ‘tendresa’, ‘moixaina’ y ‘amanyagar’.

—Me parece fantástico, porque realmente son las palabras más bonitas. A la vida lo más importante es el amor, y el amor incluye todo eso. Si no sabes amar no te amarán, y si hacemos criaturas que han crecido en el amor, darán amor.