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Patrimonio

Tarraco Viva recrea como cambiaba la vida en una calle romana de día y de noche

La ‘caupona’, un bar de comida rápida, se transformaba en un prostíbulo cuando llegaba la oscuridad y la gente de malvivir salía a las calles de las ciudades

Seritjol, con alumnos de la Universidad de Barcelona y, detrás sede, un sector de la calle romana.

Tarraco Viva recrea como cambiaba la vida en una calle romana de día o por la nocheC.G.

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Como era la vida cotidiana en una ciudad romana de día y como se transformaba al llegar la noche, o la huelga de los trabajadores que construían la tumba de Ramsés III y que es la primera de la cual se tiene amplia documentación, son algunas de las actividades que se podrán ver en el recinto ferial, donde se ha reproducido una calle en el marco del festival de reconstrucción histórica Tarraco Viva. Un bar de comida rápida, que por la noche, hacía la función de prostíbulo, la casa de una persona adinerada y el banco adosado en la fachada donde esperaban a las personas que querían pedirle algún favor o los grafitos habituales en los edificios de las calles romanas forman parte del escenario que podrá visitar al espectador. Esta semana, el recinto ferial se ha abierto a visitas programadas con centros educativos. Ayer, fueron estudiantes del Grado de Arqueología de la Universidad de Barcelona que tuvieron acceso para aproximarse a la cultura romana.

Mañana, jueves, el recinto ferial acogerá las primeras recreaciones con Un viatge al més enllà a l’antic Egipte. El viernes, la calle recibirá a los visitantes para ver Veïns de Roma i La primera vaga de la història, mientras que el sábado el festival ofrecerá Una nit a Roma. Estas propuestas se repetirán del 24 al 26 de mayo.

El director de Tarraco Viva, Magí Seritjol informó en esta redacción que la iniciativa para recrear la vida ciudadana en una calle romana fue resultado de la actividad que el festival dirigió a personas residentes en los barrios de Tarragona y, mediante los centros cívicos, para descubrir cómo estaban en época antigua. Uno de los aspectos que llamarán más la atención serán los grafitos que se podían ver en las fachadas de los edificios, muchos de carácter político, donde personas como ladrones o prostitutas pedían el voto para un determinado candidato o con el mensaje que nadie lo votara. «En uno, piden el voto las dormilonas, los borrachos y los ladrones del barrio,» explicó Seritjol. También había con carácter publicitario o con contenidos escatológicos. «Las paredes de las casas eran como nuestras redes sociales actuales», comparó al director del festival.

Seritjol comentó que, en la antigüedad, «cada barrio tenía sus fiestas y asociaciones de vecinos para mantener la zona cohesionada». El director del festival añadió que «las ciudades romanas «casi se autogobernaban y, en la reconstrucción, explicamos que el Imperio duró muchos siglos porque estas tenían vida propia y tomaban sus decisiones: tenían autonomía». De hecho, la mayor parte de las infraestructuras o el censo los hacía las administraciones locales, con lo cual ahorraban mucho dinero y trabajo a la administración del Imperio o, lo que es lo mismo, en Roma.

Bar de día, prostíbulo de noche

El visitante encontrará, entre otros elementos representados, una caupona , el equivalente en un bar de comida rápida que, al llegar la oscuridad, se convertía en un prostíbulo de poca categoría. «La mayoría de las casas romanas no tenían cocina y los ciudadanos iban a comer a este tipo de establecimientos que tenían alimentos precocinados y que eran baratos». El mismo espacio cambiaba por la noche a causa de la escasa iluminación que había en las calles y los personajes que se podían ver eran personas de malvivir, como ladrones o aquellos que buscaban mujeres que practicaban el oficio más antiguo del mundo. Las calles de una ciudad romana eran como la noche y el día, y nunca mejor dicho.

El festival pone pequeñas trampas, sobre todo para las visitas dirigidas a estudiantes. Entre los escapes y verduras que verán a la caupona, mezcladas en cestos encontrarán mandarinas, tomates o patatas, tres alimentos desconocidos por los romanos y que fueron incorporados a la gastronomía europea muchos siglos después, provenientes de Asia y América. En el espacio del recinto ferial se combinará la actividad en la calle con otros que transportarán al espectador al antiguo Egipto.

Un espectáculo bastante curioso es el que habla de la primera huelga de la historia. La protagonizaron los obreros que construían la tumba del faraón Ramsés III. «Duró un año y tenemos, mes a mes, como fueron las cosas». Quizás lo más destacable es que los ganadores de un conflicto laboral sucedido hace más de 3.000 años «fueron los trabajadores», remarcó Seritjol. Los espectadores también podrán familiarizarse con la momificación y la construcción de los sarcófagos, y las representaciones que contienen.

Las diversas recreaciones que acogerá el palacio ferial en el marco de Tarraco Viva serán de pago, con precios de 3 y 5 euros, y las representaciones tendrán una duración de una hora. El contenido de las narraciones que se ofrecerán será pedagógico y aptos para todos los públicos.

Bar de comida rápida que por la noche se convertía en prostíbulo.

Tarraco Viva recrea como cambiaba la vida en una calle romana de día o por la nocheC.G.

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