«Somos un club de Tarragona que llevamos|traemos el nombre de la ciudad allí donde haga falta»
El Club Vespa Tarragona celebra el 60 aniversario con más de ochenta socios y la voluntad de hacer un libro que recoja la historia de la entidad
—Ya ha hecho 60 años. ¿Su club es de los más veteranos?
—Sí, después del de Sabadell, somos los más antiguos. Se presentó oficialmente en 1958, aunque tenemos constancia que un par de años antes ya existía. La presentación se hizo al Ayuntamiento de Tarragona, con el entonces alcalde Sanromà y teniendo como presidente el doctor Josep Garcia Melet. En la época tuvo mucho éxito, porque entonces las motos eran el principal medio de transporte, para moverse, para ir a trabajar, incluso para ir de paseo con los niños. A mí me llevaban derecho, en la parte de delante, bien cogido. Y tenemos fotografías de gente que iba a bautizar con la Vespa y el sidecar. Ahora todo eso sería impensable.
—Las crónicas hablan de 150 vespistes, a la presentación.
—Sí, vinieron otros clubs. Entonces todo era Vespa Club España, y funcionábamos como delegaciones, todos con el mismo escudo, la pieza central que es una anilla metálica de la moto, y la bandera de cada ciudad. Entonces la sede era la Cafetería Europa, en la Rambla Nueva, donde ahora está el Bilbao Vizcaya.
—Cuántos són, ahora?
—Ahora somos unos 87 y hay muchas personas mayores. Hemos tenido alguna bajada, pero ahora hemos vuelto a remontar, porque la Vespa, que nació en los años 40, enseguida se convirtió en un mito. Ahora, si te fijas, hay muchos spots donde vuelve a salir. Dicen vintage, pero yo le digo antiguo.
—Entre los socios hay también coleccionistas?
—Sí, tenemos socios con ocho o diez máquinas. Entre todos tenemos Vespas desde los años 50 hasta las más modernas, como la mía. La restauración es muy cara, porque las piezas se tienen que buscar, y puede llegar a costar unos 4.000 euros sin contar la mano de obra.
—Las clásicas todavía las hacen correr?
—Sí, las sacamos a las salidas, pero por muy restauradas que estén, siempre acaba pasando alguna cosa: les coge asma o artrosis. Eso sí, tienen una ventaja: no tienen nada electrónico y conocemos muy bien el funcionamiento y las piezas, y eso facilita mucho el trabajo a la hora de repararlas, porque todo es mecánico.
—Son un club con un fuerte arraigo en la ciudad.
—Sí, siempre colaboramos con el Patronato de Deportes y en todo aquello que nos piden, como la Cabalgata de Reyes. También por Navidad hacemos recogida de alimentos por Càritas con los pocos recursos que tenemos. Somos un club de Tarragona, que llevamos el nombre de la ciudad allí donde haga falta. Por eso que no quede.
—Hasta donde lo han llevado|traído, el nombre de Tarragona?
—En los años 60 se fue hasta Roma. Nosotros hemos ido a Portugal, a Londres, a París, a Alemania... También hemos estado por muchos sitios de España.
—Cómo es viajar con Vespa?
—No es una máquina para correr, y eso tiene la ventaja que tienes que mirar el paisaje. Con las motos que son como misiles no tienes tiempo de nada. Con la Vespa haces rutas, convives con otras personas y desconectas completamente. Siempre hablamos del mundo de la moto y eso crea un vínculo muy bonito. Nuestra filosofía, que no está escrita en ningún sitio, es que aquello nuestro es la moto, y así quedan apartados otros temas que, a veces, marean la perdiz. La Avispa|Vespa no entiende de colores ni de idiomas, fomentamos el contacto, el grupo, somos una piña, todos en una.
—Cómo prevén celebrar este 60 aniversario?
—Cada año por el aniversariolo acabamos con una comida, donde repartimos los trofeos del campeonato social: durante todo el año programamos salidas y cada salida tiene una puntuación, al cabo del año damos los premios a los que tienen más puntos. Este año pero haremos unas placas conmemorativas del 60 aniversario, y también estoy confeccionando un libro con la historia del club.