Mónica Herrero Vargas: De Salou a Poznan (Polonia)
«Si quieres relajarte, tienes que ir al lago Rusalka»
Mónica Herrero hace tres meses y medio que vive en Polonia, donde está realizando el último curso del Grado de Educación infantil
—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?
— Desde que empecé a cuestionarme en el colegio mi futuro profesional en la escuela sabía que tenía que trabajar en algo relacionado con niños. Hay algo en ellos que me inspira, me ayuda a crecer y a valorar cada momento de la vida con positivismo, alegría, honestidad, etc. Todo lo que ellos tienen y todo lo que les hace estar felices. La educación es realmente una profesión muy complicada pero a su vez es realmente satisfactoria. Los niños te llenan de amor constantemente. Y no me he equivocado al respecto, ya que, las prácticas que he realizado en dos colegios diferentes han sido realmente experiencias que nunca olvidaré y que me han ayudado a aprender y a formarme profesionalmente.
— ¿Qué motivos la llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?
— La verdad es que, en estos casi 22 años que tengo, he estado viviendo siempre en casa, ya que los estudios que he realizado se encuentran cerca de mí, por lo tanto, no he tenido la necesidad de cursarlos en otra ciudad ni vivir en otro sitio. No obstante, siempre me ha llamado mucho la atención viajar, probablemente es gracias a los viajes que he hecho con mi familia que me han hecho ver que cada país tiene su encanto y su forma de vida y cada uno te ayuda a crecer. Cuando vi la oportunidad de acabar mis estudios de la carrera en el extranjero, no dudé ni un segundo en hacer todos los papeles que me pedían. Todavía recuerdo mi ilusión cuando supe que iba a estudiar rodeada de gente de diferentes países y culturas y, además, que tendría que utilizar el inglés.
— ¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?
— No me he alejado mucho de lo que me había imaginado. Sabía que, en los cuatro meses siguientes, tenía que aprender a vivir de una manera independiente y que iba a conocer a personas totalmente nuevas y que me iba a llevar momentos inolvidables. Lo que no me había imaginado para nada era la característica plaza de la ciudad en la cual resido, es preciosa, el ambiente que se crea y la variedad de personas de todas las edades y culturas que hay. Me tiene enamorada, la echaré de menos y mucho.
— ¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?
— Como he dicho, la plaza Stary Rynek es el lugar, sin duda, que aconsejo para ir y para llenarte de vida el ambiente y tantas culturas, sus edificios coloridos y sus restaurantes variados hacen que vayas allí constantemente. Otros de los sitios que sin duda tienes que visitar, si vienes de visita a la ciudad de Poznan, son sus lagos. El lago Rusalka es uno de mis preferidos, si quieres un momento de relajación, tienes que ir claramente, además, si coincide que vienes en el periodo de invierno, el lago está helado y, si a eso le sumas los atardeceres que encontramos cada día aquí, te quedarás helado, nunca mejor dicho.
— ¿Ha vivido o le ha pasado algo curioso de que no se hubiera imaginado nunca?
— No había imaginado viajar tanto en tan poco tiempo, ni hacerlo con personas que he conocido aquí, junto con dos amigos más que ya conocía de Tarragona de la misma universidad y clase. Hemos creado un grupo de amigos variado y hemos intercambiado muchos momentos y sitios nuevos. Sin duda, una de las experiencias más bonitas que me llevo.
—¿Qué es lo que más echa de menos de casa?
— He echado de menos a mi familia, amigos, hermano y pareja. Pero han podido visitarme y hemos visitado otras ciudades nuevas que si no hubiera sido de Erasmus en Polonia (Poznan) seguramente no lo hubimos visitado. ¡La playa, el mar y el sol también los he notado, especialmente, en estos días en que estábamos a -17 grados! No tengo que olvidarme tampoco del patinaje artístico, deporte que he estado practicando desde los 8 años y que decidí aparcar, ya que no podría estar presente ni estar focalizada en él ni en mi grupo de la Aldea. Finalmente, Refiriéndonos a la comida, la paella, el pescado, el marisco y la sangría es lo que llevo esperando tener entre mis dedos desde la primera semana que llegué. ¡Así que, cuando vuelva, me espera una gran mariscada con las personas que más amo!