Josep Félix Ballesteros. Presidente del Comité Oficial de los Juegos Mediterraneos
«Recuerdo cuándo dijeron la palabra 'Tarragona' a Mersin, me emocioné»
Ballesteros hace memoria y recuerda el momento en qué decidieron que su ciudad acogería los Juegos Mediterráneos
—Qué le pasa a Josep Fèlix Ballesteros por la cabeza ahora que los Juegos están aquí?
—Ahora mismo sólo siento ilusión. Hace unos meses que teníamos la sensación que llegábamos justitos, pero ahora estoy ilusionado y convencido de que será un éxito. Espero que esta noche a las nueve podamos disfrutar de una gran inauguración.
—Todo se encuentra en el estado que usted había previsto?
—Sí, Incluso, mejor porque en materia de voluntarios la cosa ha ido muy bien y el programa cultural ha salido bien. Está mejor de lo que intuíamos hace unos meses.
—Qué recuerda de aquel día donde, en Mersin, Usted, yo y mucha gente más conocimos in situ que Tarragona acogería los Juegos Mediterráneos?
—Recuerdo el momento en que Amar Addadi dijo la palabra «Tarragona», que me saltaron las lágrimas. Me emociono poco, pero entonces me pasó. Cuando dijo el nombre de nuestra ciudad fue espectacular porque sabíamos que la competencia era dura. Además, no ayudaron a algunas preguntas a que nos hicieron antes de la votación, relacionadas con la seguridad y la financiación. Pensaba que nos afectaría al apoyo por parte de algunas delegaciones. Lo primero que hice cuando conocí que Tarragona acogería los Juegos fue ir a ver el Mediterráneo, que lo tenía en frente (el Hotel donde las autoridades estaban alojadas y donde se ofreció el veredicto final daba al mar Mediterráneo).
—Recuerdo aquella pregunta que comenta por el tema de seguridad. Usted respondió con mucha firmeza. ¿Cree que había alguien o algún hecho que quería impedir que Tarragona fuera la organizadora de los Juegos Mediterráneos?
—Creo que sí. La persona que cuestionó nuestra seguridad estaba vinculada a la candidatura de Alejandría directa o indirectamente. Nos quería torpedejar la línea de flotación. Afortunadamente, el Comité Internacional hizo una apuesta por Tarragona, y acertó.
—Se comenta que algún voto cambió a última hora.
—Los últimos días, sí. Creo que tres o cuatro votos se cambiaron, y fueron decisivos.
—Desde el día de Mersin hasta hace pocos meses, daba la sensación que todo estaba un poco parado, y que no se estaba trabajando para los Juegos. En estos últimos días, sin embargo, todo ha cogido un ritmo frenético.
—Sí, pero nos ha pasado de todo: varios cambios de gobierno tanto al Estado como a la Generalitat, la crisis económica, dificultades de acuerdo y diálogo entre administraciones... Pero siempre hemos tenido la voluntad de todas las instituciones de ir a una y la compañía de gente muy importante en este camino como Alejandro Blanco, Josep Poblet, Quim Nin o Fèlix Alonso, que no han bajado nunca la guardia.
—Cree que se han politizado demasiado estos Juegos Mediterráneos?
—Sí, pero eso ya pasó con los Juegos Olímpicos de 1992. Todo el mundo se ha olvidado, pero sucedió. Ahora, lo importante, es que de los Juegos se hable, aunque sea bien.
—Hábleme de la tarea que han realizado Víctor Sánchez y Javier Villamayor.
—Han hecho un tándem muy potente. Tienen una personalidad muy diferente y cargos con que no tienen nada que ver, pero han encajado muy bien. Víctor se ha dedicado a sacar adelante la sala de máquinas y Javier ha realizado una tarea institucional, económica, política y de arquitectura muy importante.
—Cree que los Juegos han acabado quemando a Javier Villamayor?
—No, al contrario. Los Juegos estuvieron a punto de quemarnos a todos juntos cuando tuvimos que cambiar la fecha de su celebración. Creo que ha hecho un trabajo brutal en unas condiciones difíciles y con una oposición que hasta el último momento no ha dado un voto de confianza. Quiero remarcar que Ciudadanos y el PDeCAT siempre han estado de nuestro lado.
—Si se hubieran celebrado los Juegos en el 2017, qué habría sucedido?
—Un gran fracaso y una gran decepción. También una situación injusta porque el Comité no habría valorado la mucha y buen trabajo que se había realizado hasta el momento. Eso y la unidad institucional fueron lo que más valoró el Comité Internacional.
—Hablamos de la joya de la corona, de la Anilla Mediterránea.
—Si la inauguración de los Juegos, en el Nuevo Estadio, será espectacular, la Anilla Mediterránea es el gran sueño. Yo me imaginaba un gran espacio dedicado al deporte, a la salud y a la vida saludable pensado no sólo para deportistas de élite, sino también para las familias. Quería que hubiera gente que pudiera ir a la Anilla Mediterránea a pasar el día, andando por el bosque y navegando por el lago. Es un deseo que tenía de pequeño que los Reyes Magos de Oriente me han traído. Incluso, creo que ha quedado más bonito de lo que me imaginaba.
—El Palau será espacio municipal en un futuro?
—Tenemos que hablar con la Generalitat. De momento, seguirá siendo de ellos, pero tenemos un acuerdo según el cual todo el conjunto de la Anilla sea gestionada por el Ayuntamiento.
—No he conseguido ninguna pista sobre la inauguración. ¿Usted me puede revelar alguna?
—No, porque me negué a que me lo explicaran. Prefiero que me sorprendan. Sí sé que habrá muchos participantes y muchos figurantes, pero poca cosa más.
—Serán unos Juegos con mucho público en las graderías o se verán vacías?
—Si tenemos que juzgar por el ritmo de venta de la ceremonia inaugural, habrá mucho gente. Por ejemplo, en las competiciones de balonmano, cuando nade Mireia Belmonte o en el voleibol habrá muchísima gente. Sí que habrá modalidades deportivas donde no habrá menos gente, pero en general creo que irá muy bien.
—Cómo ha ido el voluntariado?
—Necesitábamos entre 3.200 y 3.500 voluntarios y, desde el principio, en fase de candidatura, tuvimos casi 4.000 peticiones. Ahora, hemos llegado a 8.500 personas llegadas de todas partes, que se han entregado con todo. Siempre que hay algún acto los saludo en todos y les doy las gracias, porque se lo merecen.
—La ciudad se ha volcado con los Juegos?
—Le ha costado de inicio, porque las dificultades hicieron que algunos dudaran que eso saldría adelante. A partir de cierto momento, todo el mundo se implicó. El Club de Golf Costa Daurada, que nos acogió ayer, igual que el Club Tenis Tarragona, donde inauguramos las instalaciones, son dos de las muestras de cómo se ha volcado la gente.
—Hoy viene el Rey a Tarragona.
—Sí, y creo que es positivo que lo haga. Espero que también lo hagan el presidente de la Generalitat de Catalunya, a lo del Gobierno, alcaldes, ministros... Eso exemplaritza la unidad que hay en un proyecto como los Juegos Mediterráneos.