Espacios públicos
Plataforma del Milagro: vallas forzadas y sensesostre viviendo en el interior
El Ayuntamiento la clausuró ahora hace cinco años por problemas estructurales y de seguridad
La próxima semana se cumplen cinco años del cierre de la plataforma de hormigón de la playa del Milagro por problemas de seguridad y carencias estructurales. La estructura, inaugurada el año 2001 con un coste de 1.290 millones de pesetas de la época –7,7 MEUR–, sigue esperando las obras de rehabilitación que el consistorio tarraconense promete y anuncia de forma cíclica desde que se clausuró.
La dejadez y la degradación de este espacio de 6.100 metros cuadrados es palpable ya desde fuera: de los 17 accesos (entre rampas y escalas superiores e inferiores) hasta nueve han sido reventados o forzados. Arriba, se acumulan vidrios|cristales de botellas rotas, bolsas de basura|maleza, metros de canaladuras del agua con las tapas arrancadas, recubrimientos de madera sacados y en los rincones de la estructura, se aprecian numerosas restos de excrementos humanos, envoltorios de tampones y papel higiénico usado. Hay que añadir que se han realizado varias hogueras usando bolsas de basura.
Además, desde hace un tiempo, cuatro de los cinco módulos recubiertos de madera que comunican la parte superior de la plataforma con el aparcamiento, se han convertido en un hogar para personas sensesostre –lo único que no ha estado ocupado pertenece al equipo de socorristas de Creu Roja-.
Las personas sensellar que residen allí, retiran las vallas y se establecen en la pequeña terraza intermedia. Allí, acumulan pilas de ropa, utensilios personales, latas de comer, champú o vinagreras de aceite, entre otros. Según apuntan en este diario usuarios habituales de la playa del Milagro, en las últimas semanas sólo se ha visto actividad en dos de los módulos. De hecho ayer mismo, los sensesostre seguían en las terrazas. Cualquier bañista podía ver desde la playa su ropa extendida y a los inquilinos moverse a su interior.
«En una de las terrazas hemos llegado a contar entre tres y cuatro personas viviendo, en el otro, sólo hay una», apuntaba ayer a un ciudadano. De hecho, los mismos socorristas de la Cruz Roja se han visto sorprendidos al inicio de la temporada por la presencia de inquilinos. Algunos miembros del equipo de salvamento intentaron dialogar con ellos días atrás, con el fin de indicarles que no era un lugar|sitio adecuado –teniendo en cuenta que la plataforma se encuentra cerrada por problemas estructurales–, pero los sensesostre hicieron caso omiso. Los miembros de Cruz Roja pusieron la situación en conocimiento de la Guardia Urbana, pero, de momento, las personas que residen en estas terrazas continúan en el espacio.