Diari Més

«Detrás de cada persona y dentro de cada casa hay muchos secretos escondidos»

Este martes en las 19.30h Joan Cavallé presenta su nuevo libro, ‘La ciutat i alguna gent que hi viu’, en la Librería de la Rambla de Tarragona

El escritor tarraconense Joan Cavallé ha sacado nuevo libro.

«Detrás de cada persona y dentro de cada casa hay muchos secretos escondidos»Gerard Martí

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—Esta recopilación de relatos llega después de muchos años de no publicar. ¿Por qué ha escogido este momento?

El relato es una cosa que hago continuamente. Por una parte, porque a veces me encargan, para un libro colectivo, para una revista... Y de la otra porque el relato no requiere tanta continuidad como una novela o una obra de teatro, cuando tienes una idea, la escribes, y la puedes acabar sin problema. Así que vas acumulando, hasta que llega un día –y este día llegó hace un año y medio, aproximadamente– que veo que tengo muchos relatos, y que quizás tengo que hacer alguna cosa. Los releí y los seleccioné, eliminando muchos. De la selección miré si podía hacer un libro que no fuera sólo un ‘recogido’ de cosas diversas, y me salieron cuatro recopilaciones o colecciones. Este volumen recoge dos, y los otros dos saldrán próximamente.

—Como ha sido el ejercicio de reencontrarse con relatos escritos hace veinte o treinta años?

Como he eliminado muchos, partimos de la idea de que he seleccionado aquellos que siguen aguantando. No he pensado ‘aquello lo escribí hace veinticinco años y lo dejo tal como está porque es representativo’. Si la historia no me gustaba, o veía que no aguantaba, lo he eliminado. Hay uno, sin embargo, que no me gustaba cómo estaba escrito pero me interesaba mantener la historia, así que lo he escrito de nuevo. Es ‘La reliquia’, que es más larga que el original. En los otros he hecho pequeños cambios. Este ejercicio sirve también para ver hasta qué punto las cosas que has escrito se aguantan, y también la evolución en tu manera de escribir. Hay relatos que, aunque se aguantan, ahora no les escribiría igual.

—Entre todos estos cuentos hay uno, ‘falta un segell’, que ha escrito ahora.

Eso ha sido por una suma de cosas. Primero, porque entre la revisión y la publicación ha pasado un tiempo durante el cual iban surgiendo ideas e iba escribiendo, y estos nuevos relatos los he ido incorporando a las colecciones. Por otra parte, porque el personaje que es el elemento central del relato hacía tiempo que me perseguía. Tenía ganas de escribir sobre un tipo de personaje que conozco muy bien, al funcionario intransigente, lo que no facilita las cosas al ciudadano sino que tiene la obsesión contraria, poner todos los obstáculos posibles para hacer valer su autoridad. El relato tiene elementos de absoluta actualidad política que hacen evidente que este cuento no puede haber sido escrito hace cinco años.

—Son cuentos de ficción pero que nos llevan a escenarios reales, y con personajes que también lo parecen. ¿Cuánto hay de cada cosa?

Gente que puedas decir que es alguien concreto, no está. Sí que en alguna frase y diálogo se hace referencia a personas que quizás se pueden identificar, pero no para que sean personajes de la obra. Los personajes son arquetípicos de una determinada tipología de persona, como el funcionario que decíamos, o la variada gama de personajes que salen al cuento ‘Fellini’, personajes que te encuentras mucho por la Part Alta, que no son nadie en concreto pero son la suma de personas que sí que existen.

—Es un libro lleno de pequeños secretos cotidianos. ¿Es un ejercicio que pratica a menudo, el de imaginar estos secretos?

—De un personaje me interesa más la parte que no se ve que la que se ve. Describir lo que todo el mundo puede ver también es literatura, pero tiene menos atractivo. Intentar descubrir interioridades es una práctica más gratificante. Eso se ve muy bien en el cuento ‘Sólo palabras’: detrás de cada persona y dentro de cada casa hay muchos secretos escondidos. Ver esta parte íntima, escondida, secreta e inconfesable lo he practicado a lo largo de todos los libros de narrativa que he publicado, tanto novelas como cuentos.

—La voz narrativa es clave en la aproximación a estos personajes.

—Es una de las cosas con que me gusta mucho jugar, y voy experimentando. Al principio, haces lo que hace la mayoría, con un narrador que explica una historia, pero después vas viendo las posibilidades que tiene hacer que, a quien explique, no sea un narrador, hasta que pasas a hacer que sea el protagonista quien lo haga. Entonces te planteas a quién lo explica, y te tienes que inventar una situación en la cual sea lógico que aquel personaje explique todo aquello. La mayoría de cuentos de la primera parte son probaturas de este ejercicio, creando a este personaje que explica y a la vez el hipotético oyente de la historia. En los cuentos que todavía no están publicados, eso se verá todavía más, porque son ejercicios posteriores a estos, y profundizo más. En la segunda parte del libro, en cambio, los cuentos son muy breves y estrictos, la historia se explica de la manera más simple posible.

—El libro se complementa con unas fotografías que nos muestran el paisaje urbano de la Part Alta. ¿Por qué, este complemento?

—Tiene un poco de historia. Algunos de estos relatos fueron escritos para ilustrar otras cosas. ‘Fellini’, por ejemplo, lo escribí para ilustrar el libro de grabados de Marià Casas ‘Cal·lípolis. Ciudad bella’. Eso pasó a medios años 80, a la prehistoria. Años después, el Colectivo de fotógrafos Forvm publicó un libro de fotografías basadas en personajes de la Part Alta. En aquel momento me pidieron publicar aquel cuento como prólogo del libro, pero consideré que no era oportuno porque entonces yo era jefe de Cultura de l'Ajuntament, que es quien pagaba el libro. Pero me quedó la idea que este cuento, y los cuentos que se parecen más, estaban muy relacionados con aquellas fotografías. Cuando fue la hora de publicar este libro pedí a un miembro del colectivo, David Balsells, fotografías inéditas para ilustrarlo.

Presentará el libro en la Librería de la Rambla, que ha anunciado su cierre. No es una buena noticia para la ciudad.

—Es una mala noticia. Precisamente este año hace cincuenta años que se abrió, en diciembre. El tema del aniversario estaba presente, y de repente nos llega esta noticia. Yo tenía previsto haceddr la presentación sin saber que sería la última. Es una mala noticia porque quiere decir que alguna cosa no funciona bien, a nivel de lectura, pero también por el modelo de comercio que se está implantando. Todos los libreros comentan que se compra poco libro, hecho que no quiere decir que se lea poco. Y como hay mucha competencia en la venta, el librero especializado pierde protagonismo. Con el cierre no sólo se pierde una tienda de libros, también un espacio cultural en el centro de la ciudad, un lugar|sitio se han hecho exposiciones, debates, tertulias, programas de radio... Es una pérdida bastante significativa, y todo el mundo lo comenta. También se añade el hecho de que se trata de una librería con una historia muy potente, que jugó un papel importantísimo durante el Franquismo y la Transición, con reuniones clandestinas, con la introducción del libro en catalán a Tarragona, y también llevando|trayendo nombres importantísimos de la cultura catalana. El primer acto que se hizo fue con Joan Maderero.

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