El alto uso de la pasarela demuestra que la ciudad quería acercarse al mar

Tarragona ha tardado más de un siglo en encontrar una solución adecuada para unir el centro de la ciudad, el Balcón del Mediterráneo, con la playa del Milagro y el litoral marítimo. El jueves de la semana pasada, el Puerto inauguró la pasarela y, desde entonces, la afluencia de usuarios ha estado constando. Ayer, domingo, esta redacción lo comprobó y recavó la opinión de personas que ya lo han utilizado varias veces o que aprovecharon la jornada festiva para estrenarla.

Ilu Montes era la tercera vez que aprovechaba la pasarela para ir a la playa y su amiga, Elena López, la primera. «Antes íbamos por la plaza de los Carros y la opción de utilizar la pasarela es agradecida, porque el recorrido es más corto, el paisaje más bonito y hay mucha luz, no como en el paso soterrado», dijeron.

Una persona que también aprovechó la nueva infraestructura y que prefirió no facilitar su nombre se mostró contrario. «No me gusta y han roto la imagen de la fachada marítima», dijo.

Entre las personas consultadas, había extranjeras. Un ciudadano de los Estados Unidos que pasa unos días de vacaciones en Tarragona y que temporalmente reside en un hotel de la Rambla Nova no dudó a decir que la pasarela «está muy bien porque así tengo el mar más cerca». Por su parte, un matrimonio francés que tiene su barco amarrado en el Puerto Deportivo calificó la estructura con una nota «muy alta».

Dos tarraconenses como Josep Maria García y Francesc Moreso coincidió en decir que la rampa puede ser muy beneficiosa para recuperar la actividad en la zona lúdica y, también, en el hecho de que «Tarragona necesitaba alguna cosa para poder superar el desnivel que hay y, así, acceder al paseo marítimo con facilidad y de manera cómoda». Mucha gente descubrió ayer la pasarela y otra ya la ha hecho tan suya de lo que contempla Tarragona sin la misma.