Vecinos de la Casa Bloc quieren un ascensor para que las personas mayores puedan salir de casa

Los vecinos del número 1 de la Casa Bloc se mantienen a la espera de recibir una respuesta positiva del Ayuntamiento, al proyecto que presentaron hace más de tres meses para poder poner un ascensor. El objetivo es facilitar a personas de edad adelantada, que superan los 90 años, que puedan salir de casa. El presidente de la comunidad de vecinos, Jordi Ferré, informó en esta redacción de que «hay personas que casi no salen de casa, ya que la ausencia de un ascensor y a causa de las dificultades de movilidad, les supone una gran dificultad». Carlos Puente explicó el caso de su madre, de 91 años. «Hace cosa de un mes tuvo que ir al dentista y, para poder salir de casa, necesitó la ayuda del personal de una ambulancia».

El presidente de la comunidad explicó que «la media de edad de las personas que viven en la Casa Bloc supera los ochenta años y muchas tienen problemas para bajar y subir las escaleras».

Ferré confía en que «pronto el Ayuntamiento nos autorice a hacer el ascensor». Hoy, martes, recibirán el segundo presupuesto que han pedido a empresas especializadas. El ascensor beneficiaría a los residentes en los siete pisos del número 1. Ferré remarcó que «todos están de acuerdo en hacer frente a los gastos que supondría la instalación del ascensor».

Bien de Interés Local

La Casa Bloc está catalogada. Este hecho ha obligado a presentar un proyecto que tendría una mínima incidencia en relación en el edificio de Guad el Jelú. Los representantes de los vecinos explicaron que «el proyecto prevé la construcción del ascensor en un espacio exterior que afectaría a dos plazas de un aparcamiento que está el aire libre, y un sistema de pasarelas lo comunicaría con los diversos rellanos». «La escalera actual no quedaría afectada y se haría una nueva estructura con el fin de recubrir la instalación del ascensor», añadieron.

La Casa Bloc es un edificio racionalista, protegido como Bien Cultural de Interés Local. Lo diseñó el arquitecto Josep Maria Monravá en 1940, y su inauguración tuvo lugar cinco años después. Durante décadas, y como consecuencia que a su alrededor no había casi construcción, fue uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Tarragona por su especial singularidad.

Jordi Ferré manifestó que «el proyecto de ascensor que encargamos a un arquitecto es respetuoso con el edificio, ya que somos conocedores que está catalogado». Este hecho implica que «hará falta la autorización del Departamento de Cultura», apuntó.

El presidente de la comunidad de vecinos recordó, por otra parte, que «la ley establece que los vecinos tienen que poder acceder y salir de su vivienda con la suficiente comodidad, hecho que no sucede con la mayoría de las personas residentes en la Casa Bloc.» Sólo en el número 1, «tres de las personas superan los noventa años» y, de estas, algunas tienen «serios problemas de movilidad, tanto por motivos propios de la edad como de salud,» dijo Ferré. Como subrayó Carlos Puente, «mi madre no sale a la calle, sólo lo hace en contadas ocasiones, y para ella disponer de un ascensor significaría poder salir de casa sin tener que hacer un esfuerzo enorme».