Empleados de Parc Central alertan de los robos de bolsos y carteras

Varios empleados que trabajan en tiendas de Parc Central aseguran a este diario que los robos de bolsos y carteras se han incrementado en el centro comercial, en las últimas semanas. «Siempre hay algún carterista, pero crecen los robos cuando vienen los turistas extranjeros», explica una vendedora de una tienda de la planta baja. La chica indica que, habitualmente, los delincuentes optan por sustraer carteras «a grupos de extranjeros». El motivo por el cual los ladrones escogen visitantes foráneos, más que del territorio, radica en el hecho de que los primeros «acostumbran a venir muy despreocupados», apunta otro empleado que trabaja en un establecimiento de la planta inferior. «Yo veo que hacen lo que quieren con ellos, no pasa lo mismo con la gente de aquí, que ya va más pendiente de evitar que le cojan las cosas».

De hecho, ayer mismo los Mossos d'Esquadra se personaron en el Parc Central hacia la una del mediodía, después de que una mujer denunciara el robo de su monedero en la zona de la plaza central, donde hay varios establecimientos de restauración. No es el único caso reciente que este diario ha podido confirmar. La última semana, una mujer de nacionalidad rusa que había dejado el bolso de mano en un asiento, mientras se probaba un par de zapatos dentro de una tienda, sufrió el hurto de 200 euros que llevaba en el monedero. «Cuando ves a chicos que van en grupo, hay que ir con cuidado», subraya otra vendedora de la planta baja.

«Nos roban cada día»

Los diferentes empleados entrevistados que trabajan en Parc Central coinciden en destacar otra problemática severa: los robos en los establecimientos se suceden continuamente, cada día. «Absolutamente cada día nos roban. Hemos llegado a un punto que los que roban cosas ya saben, incluso, a qué hora hay menos vigilancia en la tienda y aprovechan para entrar en grupo. Unos intentan distraerte mientras los otros intentan robar cosas», explica impotente una chica que trabaja en uno de los grandes establecimientos del centro comercial.

«Sólo hace falta que te quedes dos o tres horas delante de la puerta del Primark y verás como seguro que, en al menos dos o tres personas, las pararán porque seguridad ha detectado que han robado alguna cosa», revela el trabajador de la planta inferior. «Habitualmente cuando los pillan, los guardias de seguridad les hacen pagar lo que les encuentran y ya está, sin embargo, si empieza a haber gritos, insultos y la situación se va de madre, llaman rápidamente a los Mossos d'Esquadra», añade el vendedor. De hecho, la semana pasada los miembros de seguridad privada pillaron a un grupo de jóvenes robando dentro del Primark y, ante el comportamiento de los delincuentes, con el fin de normalizar la situación, se avisó a los Mossos. Según apunta otra vendedora de la planta baja, las patrullas de la policía catalana se ven obligadas a intervenir en el Parc Central con mucha frecuencia: «Quizás no cada día, pero me atrevería a decir que un día sí y el otro no. Es habitual verlos aquí». Y los agentes de seguridad privada hacen lo que pueden: Los compañeros de seguridad no dan abasto. En alguna ocasión ha pasado que han visto a alguna chica esconderse ropa interior para robarla y, antes de que lleguen al lugar para exigir que lo pague, ya se ha metido en los probadores. Allí dentro se ponen las piezas, y los de seguridad ya no pueden hacer nada», desgrana una trabajadora.

«Hemos puesto cámaras»

La encargada de otro establecimiento de la planta inferior también confirma que su tienda sufre pequeños hurtos «prácticamente cada día». Hartos de la situación, su empresa ha optado por instalar cámaras de seguridad, a fin de que los autores queden registrados. Autores, en plural, ya que la trabajadora también apunta a los grupos numerosos: «Sobre todo nos roban los grupos, donde hay muchos chicos jóvenes».

Por otra parte, algunos de los trabajadores consultados apuntan que la seguridad privada de cada establecimiento se mantiene coordinada en todo momento con la vigilancia del centro comercial, con el objetivo que, si una de las tiendas ha sufrido un hurto y no se ha podido intervenir a tiempo, cuando los autores del robo entren a otra para repetir el procedimiento, puedan ser pillados a tiempo.