Residuos de todo tipo se acumulan al lado de los Quatre Garrofers
El espacio que es utilizado como vertedero está flanqueado por el acceso a la autovía y un tramo del Camí de l'Àngel, justo en el último de la avenida de Cataluña
La presencia de vertederos ilegales en el término municipal de Tarragona es un fenómeno bastante habitual. No lo es tanto que algunos se encuentren localizados a pocos metros de distancia de zonas habitadas. Este es el caso del vertedero que se encuentra en una finca que presenta un aspecto de abandono, a la que se puede acceder a pie desde el acceso a la autovía AP-7 –donde antiguamente finalizaba el cinturón de circunvalación y donde había la conocida como curva de la muerte– y un tramo del Camí de l'Àngel.
El cúmulo de desperdicios se encuentra a mucho pocos metros de distancia de edificios a los cuales se accede desde la avenida Catalunya, a la zona de incidencia de la rotonda de los Quatre Garrofers. En este espacio también hay un puente para peatones que permite superar la AP-7 y que enlaza la avenida de Cataluña con la calle Josep Maria Casas de Müller, en la zona conocida como a Tarragona 2.
El vertedero, muy disperso, contiene todo tipo de residuos, desde un colchón en una butaca, un neumático y gran cantidad de plásticos. Según explicó un lector de Diari Més, la acumulación de desperdicios no es nueva. De hecho, va más de un año, el mes de mayo del 2017, ya hizo la grabación de un vídeo que publicó enTwitter. Además, el pasado mes de febrero realizó un reportaje fotográfico. Ayer, martes, esta redacción comprobó sobre el terreno que el vertedero sigue en su sitio.
Entre los muchos desperdicios acumulados, parcialmente escondidos por la masa forestal que contiene el espacio, incluso hay restos en forma de papel, que se han convertido en una masa compacta como consecuencia de los efectos que han ejercido el agua de lluvia y el sol. Su origen es, casi con toda seguridad, una valla publicitaria que hay en la zona, cuya base ofrece un aspecto de oxidación adelantada y que puede suponer un peligro para las personas que caminen por la zona.
De los restos, sobresale también la presencia de una especie de tejado atada a dos troncos de pino, que probablemente cobijaron un sintecho. Parte de la estructura está en el suelo, pero todavía se conserva un sector del improvisado cobertizo.
La acumulación de desperdicios y el crecimiento de vertederos ilegales es una constante en el término municipal de Tarragona. Entornos como los caminos que bordean el Francolí, el camino del Llorito o el de la Budellera son algunas muestras del comportamiento incívico de ciudadanos que acumulan desperdicios en espacios naturales. Al menos, en el caso del vertedero de los Quatre Garrofers, no se trata de un lugar de paso y sí de un recinto más bien intransitado.