Los vecinos de la calle Gasòmetre tienen que soportar aguas fecales en la acera

Muchos ciudadanos que estos días pasean por la calle Gasòmetre perciben un desagradable olor en excremento pero no acaban de identificar muy bien de donde proviene. Con la ola de calor, la problemática no ha hecho más que acentuarse. El edificio número 4 de la calle, en estado de abandono y ocupado desde hace unos meses, expulsa aguas fecales de forma intermitente, llegando en ocasiones, a impregnar por completo la acera de un insoportable olor. Esta semana, el pequeño río de agua sucia llegaba, incluso, a la plaza Prim y seguía bajando hasta a la altura de la iglesia de Sant Joan. Lo más preocupante de todo es que muchos ciudadanos, en chancletas, sin saberlo, han pisado materia fecal.

Uno de los vecinos asegura haber puesto en conocimiento del Ayuntamiento, tiempo atrás, esta situación, mediante una reclamación en la Oficina Municipal de Atención Ciudadana (OMAC) «pero nadie hace nada», se lamenta en un vídeo colgado a las redes sociales. «Ha sido comprobado por EMATSA, han venido los bomberos, ha venido la policía, ha venido todo el mundo y aquí nadie arregla nada», añade indignado. «Tenemos que estar día tras día aguantando esta situación y yo creo que si eso hubiera pasado en la calle de la Unió o en la Rambla Nova, el día siguiente ya estaría arreglado», reflexiona. El Ayuntamiento de Tarragona por su parte, asegura haber puesto en conocimiento de la Guardia Urbana la situación a fin de que realicen una inspección en el edificio y puedan pasar un informe al departamento municipal correspondiente. El consistorio indica que mediante este procedimiento se podrá poner un requerimiento en la propiedad, se desgrana.

Ya sucedía hace dos años

El escape de aguas fecales a través de la rendija inferior del portal no es nuevo. En diciembre del año 2016, este diario ya informaba de la situación que estaban sufriendo a los vecinos. En aquella ocasión pusieron en aviso en la empresa de aguas y a la Guardia Urbana y, finalmente, aproximadamente seis días después, conseguían que se solucionara provisionalmente. No de forma definitiva, a la vista de la situación actual.

Al insoportable olor hay que sumar, en el mismo tramo de calle, los numerosos desperdicios que se acumulan alrededor de uno de los bancos de la acera. Es un espacio habitual de reunión de personas sin techo, que optan por ir depositando los residuos en el pequeño escaparate de una tienda, ahora cerrada. Así, como se puede observar en la segunda imagen, en un mismo espacio conviven la basura depositada y el reguero intermitente de aguas fecales.