Medio ambiente
Tarragona invita a los ciudadanos a percibir la «música de las abejas»
Un dispositivo conectado a una colmena permite a la gente notar las vibraciones de los insectos
La ciudad de Tarragona propone a la ciudadanía percibir la «música de las abejas» a través de un dispositivo conectado en una colmena. Los impulsores de esta iniciativa con la Asociación Apis Urbis han instalado este sábado en el Campo de Marte una «caja de música» para poder acercar la vida de estos insectos a los ciudadanos. El apicultor y creador, Álex Muñoz, ha explicado que el proyecto es «una buena herramienta para hablar de las abejas y, al mismo tiempo, para oír mediante sus estímulos alguna cosa parecida a lo que sienten ellas dentro de la polilla, que es un mundo totalmente de vibraciones». Así, con esta iniciativa se pretende volver a conectar a los habitantes de las ciudades con la naturaleza.
Según ha explicado Muñoz, el dispositivo está conectado en la colmena de abejas y contiene unos sensores, una cámara de infrarrojos y un micrófono, que permiten una vez tratadas los datos, sentir las vibraciones y la música. «Te permite entrar dentro de un universo que nos rompe esquemas, porque trabaja con una escala musical que no está basada con la escalera pitagórica, sino con una basada con la geometría de la abeja», ha afirmado el presidente de la Asociación Apis Urbis y apicultor, Daniel Arrébola.
De esta manera, dice Arrébola, el cuerpo y la mente entran en un rango de frecuencias que es «mucho más amplio» y, que facilita la empatía con las abejas y «sentirlas con nuestro propio cuerpo». Por otra parte, el apicultor ha destacado que cada año se sacan entre 50 y 80 enjambres a Tarragona mientras que en la ciudad de Barcelona se cifran en más de 500. Con estos datos, argumenta que «la convivencia entre abejas y humanos no es que sea posible sino que es inevitable».
Por lo cual, apunta que la apicultura urbana es una actividad que permite un proceso de «renaturalización de los habitantes de las ciudades», que considera, que «cada vez están más desconectados de la naturaleza».