Destrozan botellas de cristal dentro del barco pirata infantil del Parque Francolí

El barco pirata del parque del Francolí, situado a la altura del colegio Cèsar August, es la atracción predilecta de los más pequeños por su envergadura. Si bien, este último sábado por la mañana, fueron pocos los niños que pudieron jugar, ya que un grupo de personas destrozaron, durante la madrugada, hasta tres botellas de alcohol en su interior. «Al llegar al parque con mis dos hijos, de dos y cinco años, nos encontramos al menos tres botellas rotas de ron y de güisqui. No dejamos que subiéssen. Mi marido y yo hicimos las fotografías y nos marchamos», explica la ciudadana a este diario, quiénes resalta la peligrosidad que suponía para cualquier niño el elevado número de pequeños cristales que se acumulaban en los tablones de madera. Aquella misma mañana, en el parque, había una abuela que intentaba limpiar la atracción a fin de que su nieto pudiera jugar. «Nos habíamos encontrado botellas de vidrio y de plástico de las noches del fin de semana, pero nunca hasta este punto. Una cosa es que las dejen en los rincones y que estos estén un poco sucios , eso todavía, pero no entiendo que no respeten los sitios de los niños», expone a la ciudadana.

Intentan deformar un tobogán

Las personas que realizaron el botellón la noche del viernes también intentaron quemar, o al menos, deformar, uno de los toboganes de plástico con un mechero. No lo consiguieron, pero la marca del fuego ha quedado reflejada. El grupo también encontró entretenido hacer caer por algunas de las rampas del barco botellas de refresco de cola abiertas, lo que provocó que, al día siguiente, el espacio fuera impracticable, ya que estaba muy pegajoso. «Entiendo que los chicos y chicas se reúnan para beber aquí por las noches, porque las copas en los bares son caras y la economía no lo permite, y entiendo que lo hagan en una zona como esta y no en un portal o en medio de la calle, pero no puedo comprender que eso comporte destrozos, pintadas o suciedad. Es un parque que tiene un montón de papeleras», desgrana la madre.

Ensucian jóvenes y no tan jóvenes

La vecina explica que aparte de los jóvenes con falta de civismo en un espacio tan delicado, también hay adultos que los fines de semana frecuentan el emplazamiento para tomar el aperitivo o para realizar comidas y cenas en la zona de picnic y, al acabar, no se molestan a recoger lo que han llevado. «Los del botellón se han pasado, pero muchas veces no es la gente del botellón la que ensucia», añade la madre.