La rotura de cristales afectó a más de 170 vehículos desde enero

Un mínimo de 170 cristales rotos en sendos vehículos estacionados en calles de Tarragona. Este es el balance que ha podido contabilizar esta redacción desde inicios del mes de enero de este año, aunque se sospecha que la cifra puede ser sensiblemente superior, ya que no todos los propietarios deciden interponer la correspondiente denuncia ante los Mossos d'Esquadra o la Guardia Urbana. Las zonas donde se concentra el número mayor de estropicios de cristales, con el objetivo de robar en el interior de los coches, están ubicadas en Manuel de Falla, Parte Baja, Serrallo y calles de los alrededores del Campo de Marte y María Cristina.

Sin ir más lejos, la madrugada del jueves, la Guardia Urbana detectó al menos dieciséis vehículos estacionados en diferentes calles de la ciudad que recibieron la visita del ladrón o ladrones y aparecieron con cristales rotos. Ocho de los afectados lo denunciaron a los Mossos d'Esquadra, mientras que el resto lo hicieron ante la Guardia Urbana. Hay casos, sin embargo, que todavía no han sido notificados y, por lo tanto, no se descarta la presentación de más denuncias.

En esta última ocasión, los robos se han efectuado en varios puntos distantes de la ciudad. En total, y según la evaluación realizada por la Guardia Urbana, aparecieron 8 coches con cristales rotos en la calle Enric d'Ossó, 3 en Vidal i Barraquer y 1 en Pin y Soler, Caputxins, Cervantes y plaza Prim. Un coche aparcado en Manuel de Falla también habría resultado afectado por un amante de la propiedad ajena.

Precisamente, Manuel de Falla, junto con calles próximas, es la zona donde, desde que se inició en 2018, ha registrado más casos de roturas de cristales. De los más de 170, cerca de una sesentena de ataques se han producido en torno a Manuel de Falla. Sólo el 23 de marzo pasado, la acción vandálica afectó a una treintena de vehículos.

El primer caso

El primer robo de este año en interior de vehículo siguiendo el método de rotura de un cristal se produjo a finales del mes de enero en Bonavista, cuando se vieron afectados tres coches. En marzo, una treintena corrieron la misma suerte en Manuel de Falla y Pere Martell y, dos días más tarde, otros siete aparecieron con los cristales rotos, también en Manuel de Falla. En aquella jornada se supo que, en los días anteriores, una treintena de vehículos aparcados en el Serrallo y calles próximas también habían aparecido con un cristal destrozado.

En el curso del mes de abril, dieciocho coches fueron atacados en Manuel de Falla, cuatro en el Serrallo y uno en Smith. Y, en mayo, los robos se produjeron en la calle del Mar y fueron veinte los coches afectados. Desde entonces, el entorno del pabellón del Serrallo, alrededores del Campo de Marte, Parte Alta y Parte Baja han sido espacios donde se han producido robos, siempre a partir de la rotura de un cristal del vehículo.

A prisión

A inicios del mes de mayo el juez de guardia envió a prisión al autor de los numerosos robos en el interior de vehículos que se habían producido en los últimos meses en la Parte Baja. El magistrado decretó prisión provisional, comunicada y sin fianza a José C.V., de 42 años y vecino de la zona, para acabar con sus acciones que generaron una importante alarma social como consecuencia de la reiteración de los hechos y los daños ocasionados a los propietarios, además de las molestias propias de tener que llevar el vehículo al taller para ser reparado.

Según se supo, el hombre había sido arrestado hasta 18 veces, siempre por el mismo delito. Las once últimas detenciones fueron en los meses de febrero, marzo y abril. La última vez, el reincidente fue detenido por la Guardia Urbana cuando se encontraba forzando y robando en el interior de un vehículo en la calle a Joana Jugan, por lo cual pasó a disposición del Juzgado de Instrucción 1 de Tarragona, en funciones de guardia. El hombre ya había pasado por el juzgado de guardia tan sólo dos días antes, después de ser arrestado por la misma tipología de delito. El hombre ya había sido condenado dos veces, la último a dos años de prisión.

El objetivo, el cristal pequeño

El sistema utilizado para poder acceder al interior de los vehículos ha sido casi siempre el mismo. El autor se acerca al vehículo y, con una piedra o un objeto contundente, rompe el cristal pequeño ubicado al lado de las ventanas de atrás. De esta manera, el ladrón comprueba si hay algo de valor en el maletero, al mismo tiempo que registra el resto del vehículo. Los robos se acostumbran a hacer durante la noche, cuando hay poca gente en la calle. No obstante, algunos vecinos que se encontraban en su casa suya y que escucharon ruidos extraños en la calle alertaron a las fuerzas de seguridad que alguna situación anormal se estaba produciendo.