Diari Més

Sucesos

El Balcó del Mediterrani concentra estafadores que roban móviles y carteristas

Un afectado indica que le acercaron un cartel en la mesa para hurtar el teléfono por debajo y los restauradores confirman que utilizan técnicas de distracción

Imagen de una de las terrazas del Balcó del Mediterrani, ayer al mediodía.

El Balcón del Mediterráneo concentra estafadores que roban móviles y carteristasJ.A. Torreblanca

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«Estábamos sentados en una terraza al final de la Rambla, tomando un café y un grupo observó a las personas que tenían el móvil encima la mesa. Se nos acercó una mujer con una cartulina pidiendo ayuda, llorando, y nos la puso encima del móvil. Insistía mientras le íbamos diciendo que no, para tomar el botín. Por suerte, esta vez no pudo hacerlo gracias a unas personas que estaban al lado, que se dieron cuenta», exponía esta semana en las redes un ciudadano, después de haber sufrido un intento de hurto junto al Balcó del Mediterrani.

Los diferentes trabajadores de los establecimientos de la zona constatan, a Diari Més, la presencia continúa, diaria, de carteristas y de estos individuos que intentan perpetrar el robo de móviles y objetos personales de valor, distrayendo a los ciudadanos que visitan este punto emblemático de la ciudad. Señalan un especial repunte de estos ilícitos en las jornadas donde ha habido un desembarque de cruceristas. «Son muy listos, saben perfectamente cuándo vienen los de los cruceros, estos días ha sido cuando más robos ha habido», asegura la trabajadora de uno de los establecimientos de restauración situados junto al Balcó del Mediterrani.

La excusa de las firmas

«En algunas ocasiones se acercan a las mesas personas que hacen ver que son mudas, pidiendo firmas por una causa solidaria, y aprovechan la distracción para cogerles el móvil», indica otro de los camareros que trabaja en estas terrazas. «No sólo toman móviles, también van mirando los bolsos de mano, a ver dónde las dejan y si los propietarios están despistados», añade su compañera de establecimiento. «Siempre son los mismos, los tenemos identificados, yo diría que son un clan, una mafia, porque actúan en grupo,» puntualiza el trabajador. «Como ya los conocemos, cuando los vemos por aquí ya los echamos, pero tampoco te puedes enfrentar porque sino quizás después te rompen el cristal del local», reflexiona el camarero. Al tratarse de viejos conocidos de los restauradores, estos individuos, que se mueven en grupos conformados por hombres y mujeres, cada vez lo tienen más difícil para actuar. «Este año hemos tenido menos casos gracias al hecho de que ya sabemos quiénes son», confirma el trabajador.

Perfectamente identificados

La policía también tiene perfectamente identificados a estos delincuentes, según apunta una trabajadora de una conocida tienda de detalles que hace esquina con el Balcón. «Hace poco los agentes nos enseñaron algunas fotos para ver si los identificábamos. Nosotros ya los conocemos a todos. Han estado, durante todo el verano, cada día aquí», se lamenta la comerciante. «Desde el mostrador mismo hemos visto cómo actúan con los turistas que están en la barandilla del Balcó. También entran en la tienda para robar a los clientes. Habitualmente lo hacen en grupos de tres, entran por separado, haciendo ver que no tienen ninguna relación, pero van detrás de un mismo objetivo. Cuando encuentran a la persona, cogen un sombrero o cualquier cosa de las estanterías, para tapar el gesto de abrir la cremallera. Están grabados por las cámaras de seguridad que tenemos por todo el local, pero a ellos no les importa», asevera la trabajadora de la tienda, quien indica que, con la llegada del mes de septiembre y el descenso del número de visitantes foráneos, estos hechos delictivos empiezan a disminuir.

«Por lo que nos ha explicado la policía, cuando a esta gente ya la tienen plenamente identificada, se marchan a su país o bien se van hacia otra ciudad donde no les conozcan. Una de las mujeres que robaba aquí dicen que ahora se ha marchado a Málaga», explica la dependienta.

La policía, con el fin de minimizar el tiempo de respuesta, ha facilitado a los diversos responsables de los establecimientos de este enclave, un teléfono de contacto directo para solicitar la presencia de los agentes cuando se produzca un suceso de este tipo en su local. «Llamas y vienen a toda prisa, nosotros no tenemos ninguna queja con su actuación», explica el encargado de una pequeña tienda de alimentación de la última coca de la Rambla.

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