Diari Més

«El coche se estropeó cuando tenía que coger un ferri y me remolcó un tractor»

Azcona es jardinero en el estadio Croke Park, de Dublín, el mayor de Irlanda y el tercero con más capacidad de Europa, con 82.300 espectadores

Jordi, cuidando del césped del estadio Crocke Park.

«El coche se estropeó cuando tenía que coger un ferri y me remolcó un tractor»Cedida

Publicado por

Creado:

Actualizado:

–Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

–Empecé trabajando de electricista en una fábrica de papel de la Riba durante 5 años. Ya a Irlanda, y a causa de mi bajo nivel de inglés, tuve que hacer trabajos como limpiar cuadras de caballos o pelar patatas. Conseguí un buen trabajo en un campo de golf y empecé a adquirir conocimientos sobre césped deportivo (Carton House Maynooth). En el 2014 empecé a trabajar para una empresa contratada para los estadios más importantes del país, adquirí mucha experiencia y conocí a mucha gente en el campo del césped deportivo. Finalmente, me contrataron para trabajar en el estadio Croke Park, el mayor del país y el tercero de Europa, sede de los grandes partidos de deporte gaélico en Irlanda.

–Qué motivos lo llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?

–Los motivos fueron muchos. Desde siempre, a mí y a mi pareja, Maria, nos ha gustado mucho viajar. Pensamos que pasar una temporada en Irlanda nos iría bien para aprender inglés y conocer el país donde pasamos nuestra luna de miel.

–Cuál fue su primera impresión del país al llegar?

–Estuvimos de vacaciones por la luna de miel y nos gustó mucho. De hecho, durante el viaje ya hablábamos de ir a pasar una temporada. De vacaciones, todo fue más intenso, se tenía que aprovechar cada momento para hacer turismo. Cuando vas a vivir y a trabajar, la experiencia es más tranquila y gratificante. Cuando vives allí es cuando aprendes cómo funciona la vida en el país, tienes que empezar desde cero, saber donde ir a comprar, como abrir una cuenta en el banco, aprender a conducir por la izquierda, y, sobre todo, conocer gente.

–Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

–Siempre se me había imaginado que nos costaría más adaptarnos, pero el carácter amistoso y paciente de la gente nos lo puso muy fácil. Pensaba que hablar inglés me costaría menos, pero la verdad es que no fue nada fácil.

–Cuáles son las principales diferencias entre Maynooth (muy cerca de Dublín) y su casa?

–En los últimos años el país ha crecido mucho y ahora mismo encontrar un lugar para vivir es un gran problema. No hay bastante vivienda y los alquileres son prohibitivos. Los horarios son más intensivos. A las 5 de la tarde, las tiendas ya empiezan a cerrar y no existen las siestas. El día empieza muy pronto y es intenso. Los irlandeses no dan tanta importancia a la comida y, en general, se come peor que en Catalunya. Es curioso que en un país rodeado de mar sólo les guste el fish and chips y desprecien el marisco. También son adictos a las patatas fritas. La comida no es muy importante y se hace una buena cena a las 7 de la tarde.

–Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

–Creo que el más destacable de Irlanda es su paisaje. El país está rodeado de campos verdes preciosos. Lo más interesante para hacer es alquilar un coche e ir a visitar, a tu aire, la costa oeste, y el Ring of Kerry. Lugares como los precipicios de Moaré o la Giant's Causeway en Irlanda del Norte son imprescindibles. En Dublín, iría a hacer unas pintas en el Templo Bar (calles del centro llenas de pubs con música en directo). Una cosa que todos los irlandeses están muy orgullosos son los deportes gaélicos (hurling y fútbol gaélico). Ir a ver un partido en cualquier lugar del país es muy recomendable también, y si puede estar en Croke Park, todavía mejor. Con respecto a Maynooth, que es donde vivo, hay que visitar su universidad.

–Qué destacaría de la manera de trabajar del país? ¿Las conductas son similares o diferentes de las del Estado español?

–Siempre me ha gustado mucho la manera de trabajar de los irlandeses. En general, son gente muy sencilla y simpática. Una cosa que me sorprendió mucho la primera vez fue que, al acabar la jornada laboral, el encargado normalmente te da las gracias, cosa que no se me había encontrado nunca en Catalunya. El hecho de cobrar semanalmente es un plus. Los horarios de trabajo en Irlanda me gustan más. No se para tanto rato para comer y la jornada acaba mejor. La gente es más flexible para cambiar de trabajo: hay mucha movilidad, incluso de gente madura.

–Desde que llegó, ha vivido o le ha pasado algo curioso?

–Por el 2007, cuando volvíamos hacia Catalunya con el coche cargado hasta arriba, se nos rompió la correa de distribución a 10 kilómetros para llegar al ferri, así que un tractor nos remolcó hasta encima del ferri y empezó un largo viaje en casa. Mi hija Cèlia nació en casa, la comadrona no pudo llegar a tiempo a causa de una gran nevada y lo hicimos todo nosotros solos. Todo fue perfecto.

–Qué es lo que más echa de menos de casa?

–Las fiestas mayores y la familia.

–Qué costumbre del país actual se llevaría hacia Catalunya?

–Me llevaría el buen ambiente que se respira en los pubs irlandeses.

tracking