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Urbanismo

Endesa se niega a soterrar el cableado aprovechando las obras en Cala Romana

El alcalde Ballesteros declara estar «fastidiado» con la compañía eléctrica por no llegar a un acuerdo con Ematsa

Palos eléctricos justo en medio de una calle de Cala Romana, a causa del temporal del 6 de octubre.

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El Alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, está «fastidiado» con la compañía Endesa porque esta ha rechazado una propuesta para aprovechar las zanjas que se harán en la urbanización Cala Romana, para sustituir las cañerías del alcantarillado, para soterrar el cableado eléctrico aéreo. En declaraciones a esta redacción, Ballesteros ha dicho que el objetivo era «compartir los gastos», pero «Endesa nos dijo que no era una prioridad para ellos». La misma propuesta se quiso trasladar a Telefónica, pero esta compañía no contestó a la petición del Ayuntamiento.

En los próximos días, Ematsa tiene que empezar la sustitución de los 6.522 metros lineales de cañerías que configuran la red de Cala Romana, que son de uralita, un material actualmente prohibido. El Ayuntamiento recibió la petición de vecinos de la urbanización de aprovechar la apertura de calles para eliminar el cableado eléctrico aéreo y proceder a su soterramiento, aprovechando la coyuntura que se planteaba. Ballesteros recibió la propuesta de manera positiva, «ya que podríamos ahorrar gastos y tener que volver a abrir las calles en un futuro». El alcalde añadió que Endesa, con su renuncia a llegar a un acuerdo, «ha actuado con una gran deslealtad». Ballesteros remarcó que «el Ayuntamiento no puede hacer inversiones que corresponden a la iniciativa privada», pero «habríamos podido llegar a un acuerdo con Endesa, teniendo en cuenta la ejecución del proyecto para cambiar las cañerías».

El cambio de las cañerías de uralita se hará por fases, con el fin de minimizar las molestias a los residentes de Cala Romana. La adopción de esta medida obedece al hecho de que las cañerías se han envejecido y, también, al hecho de que la utilización de uralita para su construcción recomienda el cambio por otros de material no tóxico. La uralita estuvo prohibida en los años 90 porque el amianto es un producto cancerígeno.

Ballesteros dijo que «se presentó una oportunidad inmejorable para soterrar el cableado eléctrico, a partir de la apertura de zanjas para cambiar las cañerías» que hay en la urbanización, pero por la falta de entendimiento con Endesa «no ha sido posible llegar a un acuerdo».

La presencia del cableado aéreo supone un peligro, a causa de la gran presencia de árboles en la urbanización y la posibilidad de que la corriente eléctrica pueda ser fuente de incendios. Sin ir más lejos, el pasado día 6 de octubre, por los efectos de los temporales de lluvia y viento que afectaron a Tarragona, cayeron al suelo dos palos de electricidad, que quedaron atravesados en medio de una de las calles de la urbanización. En los dos casos, sólo se produjeron daños materiales y ninguna persona resultó herida, pero esta posibilidad ya no se habría producido con un cableado soterrado. El periodo de tiempo para llevar a cabo la sustitución de todas las cañerías es de un máximo de cuatro meses, a partir del inicio de las obras.

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