Marcel Biosca: Guía turístico en Berlín
«A diferencia de Cataluña, Alemania respeta las Humanidades»
Marcel Biosca trabaja como guía turístico en el memorial del Campo de Concentración de Sachsenhausen de Oranienburg
—¿Qué motivos lo llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?
—Se mezclaron el interés personal y profesional. Las diferencias socioculturales con Cataluña son muy grandes y eso me fascinó desde el primer momento, aparte, la manera como Alemania se enfrenta a su pasado (donde el nazismo está prohibido y considerado anticonstitucional) está a años lejos de la situación del Estado Español, donde cada día vemos cómo los herederos del franquismo todavía nos gobiernan.
—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?
—Medio año después de acabar el Grado de Historia vine a Alemania a buscar un poco de suerte. Después de enlazar dos voluntariados y de moverme por el norte del país, me he acabado instalando en Berlín, donde hace poco que he empezado a trabajar de guía turístico en el memorial del campo de concentración de Sachsenhausen.
—¿Cuál fue su primera impresión del país al llegar?
—Lo primero que percibí al llegar en 2016 fue que el ángulo del sol era muy diferente del de Tarragona y que los bosques alemanes eran muy frondosos, cosa que me permitió entender de dónde salía la inspiración de los hermanos Grimm para escribir sus cuentos y también como las legiones romanas perdieron a la batalla de Teutoburg. Durante mis viajes relámpago antes de emigrar el shock era tan grande que estaba saturado. Viviendo el día a día aquí he tenido tiempo de interpretar toda la información que he ido recibiendo. Viajando en metro ya puedes analizar muchas cosas.
—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?
—Berlín es excepcional y hay sitio para todo y para todo el mundo. Es tan polifacética que puedes encontrar tu lugar exacto si buscas bien (y si tienes suerte).
—¿Cuáles son las principales diferencias entre Berlín y su casa?
— A la hora de trabajar las jornadas laborales están compactadas y tienen sólo 30 minutos para comer, que acostumbra a ser a las doce del mediodía. Comen muchos tipos de pan para desayunar, como tostadas o panecillos, pero casi no comen para acompañar los platos principales. Con tan poco tiempo para comer los alemanes consumen mucha comida rápida y alimentos precocinados. Hay mucha comida para llevar. Además, se nota el poder económico y político del país como potencia europea y mundial y como el nivel de vida es tan elevado en detrimento de otros países del mundo. También es interesante ver y comparar las relaciones históricas entre Alemania y los EE.UU., Polonia, Rusia y Turquía o también con otras organizaciones como la OTAN, el BCE y el FMI. Para un emigrante, supongo que fuera de la zona de confort, necesitas desarrollarte y aprender constantemente. Aquí, además, trabajo de lo qué me gusta y los alemanes me han demostrado siempre que respetan las humanidades. Un respeto o reconocimiento que, en cambio, no he visto que hayan recibido muchos de mis compañeros de gremio en Cataluña que no tienen posibilidad real de tener un trabajo digno que esté relacionado.
—¿Qué recomendaría para visitar en Berlín?
—Berlín es mucho más que el Checkpoint Charlie y la East Side Gallery , pero se tiene que descubrir con paciencia y dejándose llevar. Algunos de mis sitios preferidos son la montaña del demonio (Teufelsberg ) donde hay una especie de comuna artística situada, la infinidad de parques y el barrio de Kreuzberg con su vida y movimiento alternativo.
—¿Qué es lo que más echa de menos de casa?
—El Mediterráneo
—¿Qué costumbre de Alemania se llevaría a Cataluña?
—Juzgar a los responsables de la dictadura.
—¿Tiene intención de volver pronto o todavía piensa quedarse más tiempo?
—El día que me canse, ya veré, pero de momento no. Aquí tengo muchos estímulos para seguir creciendo y, seguramente, por falta de desconocimiento, la situación política me parece menos desoladora que en los Países Catalanes y que en el Estado español.