Jeroni Castell relata su constancia en los fogones con el libro 'Les Moles'
El cocinero de Ulldecona, que mantiene la Estrella Michelin de 2014, publica sus vivencias llenas de triunfos, y también fracasos, de su trayectoria
La del Jeroni Castell es una historia de constancia, sacrificio, pasión y, como observa él mismo, de fe. Quizás esta última fue determinante a la hora de alcanzar dos de los grandes objetivos vitales del chef de Ulldecona. Primero, cuando consiguió levantar ahora hace 25 años el restaurante Les Moles, su segunda casa, y cuando una noche del 20 de noviembre de 2013 recibía la primera felicitación de un amigo próximo por haber recibido su Estrella Michelin, después de una vida dedicada a los fogones. Una distinción, que desde 2014, cuando recibió el reconocimiento, ha mantenido.
Una vida gastronómica y una pila de años dedicada a la alta cocina dan para muchas historias y anécdotas. También para fracasos y aprietos. Ayer, Castell quiso relatarlas entre los suyos. Rodeado de familia, amigos y conocidos, escogió la Cambra de Comerç para presentar Les Moles Cocina y Territorio (Planeta Gastro), donde a través de 190 páginas desgrana su camino hasta alcanzar la cima profesional. El libro también reúne 25 recetas, en alusión al cuarto de siglo que ha cumplido el restaurante.
«No me atribuyo ninguna virtud. Quizás la esperanza y la constancia», subrayaba el cocinero de 54 años flanqueado por un amigo, el abogado Paco Zapater, y por el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros. Durante su vida ha seguido las palabras de su padre. «No triunfan los inteligentes, sino los constantes». Son las líneas que el de Ulldecona se ha gravado a fuego en el cerebro desde bien joven. Una constancia que también remarcaba Zapater, para quien Les Moles es «una aventura apasionante», como deja claro en el prólogo del libro. En la introducción lo acompaña otro buen amigo, Tomàs Guash, que comparte con Castell la pasión por el Español y a quien cree que Les Moles «se tendría que estudiar en los colegios». El periodista deportivo se muestra convencido que, al éxito llegan muchos, pero sólo unos pocos se instalan en él. Son pocos los escogidos y la mayoría son buena gente», explica Guash sobre la familia Castell.
Can Bosch, punto de inflexión
Castell empezó aprendiendo cocina con Maria Cinta, una mujer que enseñaba a amas de casa. Después de tres años, el ebrense empezó a volar solo haciendo cursos de cocina. Su paso por el restaurante Can Bosch lo recuerda con especial nostalgia. «Aquellos tres días de aprendizaje marcaron un punto de inflexión. Volví a casa revolucionado», rememoraba ayer. Poco después aprendería al lado de Juan Mari Arzak en el 2001. Una etapa que lo animó a crear sus primeros platos. Una cocina, donde destacan cinco ingredientes: el arroz, la cabra hispánica, las ostras, el aceite de oliva y el atún rojo.
Visiblemente emocionado, Castell repasaba con esfuerzo todas estas vivencias vitales, deteniéndose en una única, la de aquella gloriosa noche el mundo de la gastronomía ebrense todavía recuerda.
Castell siguió la Gala Michelin del 2013 desde Les Moles con un grupo reducido de amigos y colaboradores a través de Youtube. Llevaba 24 horas deshecho en nervios. Después de que el ordenador se colgara, la llamada de un amigo le anunció que tocaba el cielo de la cocina. Culminaba, así, un largo camino y una recompensa, una vez más, al trabajo y a la constancia.