«Hay que desnormalizar el hecho de que los adolescentes de quince años se emborrachen»

—¿Qué nos dicen, las cifras, con respecto al consumo de alcohol entre menores en la ciudad de Tarragona?

—Según una encuesta realizada entre los adolescentes tarraconenses dentro del proyecto Planet Youth, que se hizo en el 2015 desde el Servicio de Prevención de las Adicciones del Ayuntamiento de Tarragona, dos de cada tres adolescentes han probado el alcohol tres o más veces en la vida. Es decir, menores de dieciocho años, que en teoría no pueden beber alcohol porque está prohibido. Y, si lo han probado tres o más veces, podemos suponer que lo hacen con frecuencia, en fiestas como Sant Joan o fin de curso, y eso es preocupante.

—¿A qué edad acostumbran a iniciarse en el consumo?

—Vemos que, a partir de los trece años y hasta los quince, lo prueban por primera vez. Después, el consumo va creciendo hasta llegar a los dieciocho años.

—¿El alcohol ocupa la primera posición en la lista de drogas que consumen a los jóvenes?

—Sí, es la droga más consumida, por sus propias circunstancias: es legal, como el tabaco. Con el tabaco se ha trabajado mucho en los últimos años y se ha conseguido una sensibilización. Con el alcohol todo este trabajo todavía no se ha hecho. Hace falta que se perciba el riesgo de consumo, sobre todo en edades tempranas.

—¿Qué riesgos están asociados, en el caso de los adolescentes?

—El alcohol es una puerta de entrada a otras drogas en el futuro. Además, las encuestas ponen de manifiesto que se consume quizás un día a la semana, o unos cuantos días al año, pero de manera abusiva: el objetivo es emborracharse. Y eso tiene consecuencias como la pérdida de conciencia o de memoria, la violencia, los accidentes o los abusos sexuales.

—También han detectado un consumo asociado a bebidas energéticas.

—Por una parte sorprende mucho que los jóvenes, cuando no pueden acceder al alcohol, beben bebidas energéticas, que les hacen estar más animados o activos. Eso tampoco es bueno, porque para un menor con trece o catorce años beber estas bebidas puede suponer también la puerta de entrada a otras drogas. Pero como no contienen alcohol se perciben como si fueran un refresco, e incluso los padres piensan que no pasa nada si beben. Por otro lado, también los mezclan con alcohol, para hacer combinados, y eso todavía es peor.

—¿Qué se puede hacer para retrasar la edad de inicio de consumo?

—Se puede trabajar desde varias perspectivas. Por una parte está la normativa, que existe y se tiene que cumplir. Pero los datos demuestran que eso no pasa, y se dispensa alcohol a menores de edad. También vemos que en las fiestas mayores se promueve el consumo de ciertas bebidas.

—¿Y las familias, de qué manera lo pueden trabajar?

—Desde el grupo de trabajo queremos conseguir aumentar la percepción de riesgo de esta droga, crear un poco de alarma en la base, recordando que el alcohol es responsabilidad de todo el mundo, y que no es normal que un adolescente de quince años se emborrache.

—Y en la práctica, ¿cómo lo tenemos que hacer?

—Hace falta promover la reflexión, crear un clima de confianza, que el joven sepa decir basta o decir que no, hablar y desnormalizar el hecho de que los adolescentes de quince años se emborrachen.

—¿Qué acciones harán desde el Grupo de Trabajo del COFT, este jueves?

—Hemos organizado dos charlas de sensibilización hacia el consumo de alcohol en la sede del COFT (calle de Enric de Ossó, 1, a las 11 y a las 19 horas, abiertas a todo el mundo. También hemos editado el tríptico Alcohol. Com ho beus?, que se entregará a los asistentes y se distribuirá a todas las farmacias de Tarragona, con el fin de aumentar la percepción de riesgo de esta droga entre la población.