Política
Fuerte dispositivo policial para separar contrarios y partidarios de la mezquita
Los Mossos blindan la plaza de Cuba de Sant Pere i Sant Pau, donde se han concentrado vecinos que rechazan el centro de culto
Cerca de un centenar de personas contrarias a la apertura de un centro de culto musulmán a Sant Pere i Sant Pau, un número similares de antifascistas situados a poco menos de cien metros de distancia y, en el medio, un fuerte dispositivo policial de los Mossos de Esquadra han estado protagonistas, esta mañana, en el barrio tarraconense, dónde han tenido lugar dos concentraciones ciudadanas, una contraria en la mezquita que la Asociación Islámica Assalam quiere abrir en un bloque de la calle Miquel Servet, y la otra a favor de la libertad de culto que, en principio, se tenía que celebrar en la plaza de la Sardana y se ha trasladado delante del Bloque Tarragonès.
Reunidos bajo una pancarta donde se leía «Fascismo, ni aquí ni en ningún sitio», un centenar de jóvenes se han reunido a la altura del Bloque Tarragonès, y no han abandonado este espacio hasta la finalización de la concentración. En la plaza de Cuba, se han encontrado los promotores de la concentración contraria a la mezquita, también rodeados por los Mossos de Esquadra que pedían la identificación a los periodistas. En las cuatro esquinas de la plaza, notable presencia de agentes y de furgones de los antidisturbios. A pesar del ambiente que se ha respirado en torno a la plaza de Cuba, las dos concentraciones han transcurrido con normalidad.
Mientras que en un sector se podían escuchar frases como «Fuera de fascistas de nuestro barrio» o «Nazis no», en el otro se coreaba «No somos fachas, somos españoles» o «Tarraco romana y no musulmana». Tres banderas de España, tres de Cataluña y una con la Cruz de Santiago han formado parte de la escenografía de los contrarios en la mezquita, mientras que entre el grupo de los antifascistas ha sobresalido una bandera independentista andaluza.
«Tenemos que defender el barrio»
El partido Democracia Nacional ha llevado la voz cantante en la concentración de personas que rechazan la apertura de una mezquita en la calle Miquel Servet. Juan de Haro, responsable de las Juventudes de esta formación política, que en el 2017 fue detenido por los Mossos de Esquadra por un supuesto delito de odio, se ha dirigido a los concentrados en la plaza de Cuba para decirles que «estamos en contra de la invasión de gente que practica el culto islámico, religión que no puede estar en nuestra casa, mientras que en su territorio no hay ninguna iglesia». De Haro ha dado «las gracias» a las personas que han participado en la concentración «por vuestra firmeza en la defensa del barrio». «Mezquita es igual a radicalización y nosotros hace años que denunciamos la islamización de Europa», ha dicho, para añadir que «cuesta salir a la calle a decirlo, pero vosotros, que sois trabajadores honrados, habéis salido a defender el barrio».
En referencia a la presencia de los antifascistas, De Haro ha dicho que «les envía el mismo sistema y son los mayores dictadores de este barrio y de este país». «Denuncio que el viernes agredieron a un compañero que está aquí presente», ha remarcado.
Efecto llamamiento y radicalización
Por su parte, Javier García Melero, vecino de Sant Pere i Sant Pau y miembro destacado de Democracia Nacional, ha dicho que «nos enteramos por la prensa que Assalam quería abrir una mezquita y, delante de eso, nos planteamos hacer esta concentración porque hay muchos vecinos que están en contra por el ruido que puede haber en torno a la mezquita, por el efecto llamamiento, por la devaluación de las viviendas y por la radicalización de los jóvenes musulmanes que podría haber». García Melero ha dicho que en el Ayuntamiento «no lo importa nuestras opiniones, sólo nuestros impuestos, y esperamos que la presión de los vecinos dé impresión» y el equipo de gobierno municipal «tome nota».
El dirigente de Democracia Nacional en Tarragona ha asegurado que «los antifascistas han venido a provocar un conflicto, los vecinos estamos aquí de manera pacífica para leer un manifiesto y esperamos que la policía mantenga el orden». García Melero se ha referido a los antifascistas concentrados delante del Bloque Tarragonès diciendo «compañeros y vecinos, no estamos aquí para plantear ningún conflicto, ya que para eso ya están los tarados que hay detrás, los antifascistas, que se ponen como se ponen cuando alguien no está de acuerdo». «Son unos hipócritas que van de laicos y de ateos, que dicen no a la religión, sin embargo, cuando sale el tema de la mezquita, venden en nuestro barrio a defenderla y a decirnos racistas, cuándo aquí el que hay son vecinos que defienden el ser derecho de expresión», ha añadido.
Vecinos afectados
Una de las personas que se ha acercado hasta la plaza de Cuba ha sido Carme Massip, propietaria de un local junto a lo que Assalam prevé abrir una mezquita. Massip, a quien ha pedido porque no se hablaba en catalán –todas las intervenciones han estado en castellano– ha sido regañada mientras uno de los presentes ha dicho «ya tenso tu minuto de gloria». Massip ha explicado a esta redacción que «poner una mezquita en el bloque de Miquel Servet perjudicaría mucho porque bajarían los precios de las viviendas, que podrían caer una cuarta parte». Esta vecina ha asegurado «no estoy en contra de la mezquita por motivos racistas, sino por una cuestión económica». «Cuando los musulmanes celebran una fiesta para cien personas, al final se juntan cuatrocientas», ha apuntado.
Por otra parte, Joan Jiménez, residente en una vivienda del bloque donde se podría instalar la mezquita, ha dicho que «vivo en esta zona, que es privada», y la llegada del centro de culto islámico «devaluaría las viviendas». Jiménez ha recordado que «ya hay una nave en el barrio de Sant Salvador que es una mezquita».
Según Jiménez, «si ya tenemos problemas para que la gente pague una comunidad que se encarga de mantener una plaza con árboles que podemos nosotros, sólo nos falta que venga una mezquita y que sus responsables no hagan frente al pago de la comunidad».