Economia
El Tòful de Mar empieza a vaciarse y el viernes se entregarán las llaves
Josep Maria Abelló: «Después de años de lucha y de muchas inversiones, el domingo fue un día triste y muchos clientes incluso lloraron»
El restaurante Tòful de Mar cerró puertas el domingo, después de más de doce años de actividad, y ayer, lunes, empezó su desmantelamiento. Los primeros camiones, con elementos que había en las terrazas, fueron trasladadas a una nave industrial que el propietario, Josep Maria Abelló, ha tenido que alquilar en la Secuita. «El viernes, por desgracia, entregaremos las llaves a la Generalitat», dijo Abelló, quién ayer se puso en contacto con la administración catalana y esta le aseguró que «lo tiene todo preparado para sacar el concurso».
Abelló, quien dijo que luchar contra el cierre del restaurante «era una causa perdida», dijo «entiendo que la Generalitat tiene que hacer lo que hace, pero espero que haga el concurso con transparencia». En caso contrario, y «si veo algo extraña, no dudaré en llamar a la prensa, ya que he sido honrado con ellos». «Espero que la Generalitat no actúe con mala fe», insistió.
Abelló comentó que en los últimos días hay «unos sentimientos muy fuertes, ya que han sido muchos años de lucha y, el domingo, muchos clientes incluso lloraron». El propietario del Tòful de Mar remarcó que «teníamos una rotación anual de más de 7.000 personas que, más que clientes, muchos eran amigos». Tres empresas están participando en el vaciado del restaurante y trasladando el material en la Secuita. «Cerramos sin deber nada a nadie y con la tristeza de llevar a catorce familias en paro», dijo.
El próximo fin de semana, primero en el que el Tòful de Mar no abrirá al público a causa de la finalización de la concesión, «será muy duro para nosotros». «El jueves ya me informaba del tiempo que haría el fin de semana», subrayó Abelló, a quien apuntó que «esperamos volver» a «abrir».
«Antes, era una guarida de ratas»
Josep Maria Abelló comentó que, desde la apertura del restaurante, «hemos hecho muchas inversiones». «Cuando lo cogimos era una guarida de ratas y no había ni puertas», dijo, para añadir que «tuvimos que hacer una inversión muy fuerte, de miles de euros, y, después, también para mantener las instalaciones al día». Para reforzar sus palabras, Abelló puso como ejemplo que «el último horno que compramos nos costó 16.000 euros». «Han sido muchos años de lucha», remarcó.
Una vez certificado el cierre del restaurante, Abelló se mantiene a la espera de que la Generalitat saque a concurso la nueva concesión, proceso que también afectará al Iot, local ubicado en la planta baja del edificio y que, de momento, mantiene la actividad. El responsable del Tòful de Mar insistió, una vez más, en que espera que el nuevo concurso sea diáfano y que la Generalitat «juegue con limpieza». En caso contrario, no descarta plantear una lucha a la cual ahora ha renunciado «porque no se puede ir contra Goliat». «Yo he cumplido con el compromiso que llegué con la Generalitat, de hacerle la entrega de las llaves el próximo viernes, y ahora confía en el hecho de que ellos también lo hagan y convoquen el concurso cuanto antes mejor».
Con respecto al Iot, su propietario, Josep Maria Donato dijo recientemente que «estamos a la expectativa y abriremos los fines de semana mientras lo podamos hacer, hasta que se convoque el concurso».