Móvil
«Los jóvenes no distinguen entre aquello privado y público en las redes»
Claustre Dasca conciencia a los jóvenes sobre el uso responsable de los móviles y las nuevas tecnologías
Detectar la adicción en el móvil no es un trabajo sencillo. Sin embargo, existen algunos síntomas y malas prácticas que ayudan a tomar conciencia del abuso de las tecnologías. «El móvil no deja de ser un electrodoméstico», explica a la educadora Claustre Dasca. «Es electrónico y de uso diario». Lo importante, explica, es la «responsabilidad» con la que se utilizan los dispositivos.
Desde el Servei de Prevenció de les Adiccions del Ajuntament de Tarragona, Dasca hace pedagogía entre los estudiantes para evitar el mal uso y el abuso de las nuevas tecnologías. «No distinguen lo que es privado y lo que es público en las redes. Nos tenemos que proteger», señala, para hablar de los riesgos de redes sociales como Instagram. Avisa de que las populares historias de la aplicación, que se eliminan al cabo de 24 horas, nunca desaparecen del todo. «En un ciberataque, el contenido podría salir a la luz». Otra tentación es la llamada procrastinación, es decir, perder el tiempo a través de búsquedas por el navegador de las redes sociales.
En las charlas que imparte en los institutos, Dasca transmite a los jóvenes pautas para utilizar los móviles de una manera responsable. «Hay más concienciación. Cada vez la gente pregunta más y quiere saber», explica. La educadora transmite conceptos como la identidad digital. «No todo vale. Internet es la eternidad y quizás dentro de 20 años no te gustará lo que has colgado hoy», observa. «Lo que para nosotros como adulto es un riesgo, para ellos es una facilidad», añade. Esta educadora se encuentra cada vez más con alumnos que han sido denunciados por difundir contenido sin autorización a través de los dispositivos. Es otra consecuencia de la masiva exposición visual que permiten las redes. «Están acostumbrados a la imagen pública y les sorprende que no puedan utilizar la tuya sin tu permiso», asegura. Dasca también hace charlas a padres y madres, donde los tranquiliza, cuando les explica que los jóvenes son más conscientes de los peligros de las nuevas tecnologías de lo que se piensan. La educación en el uso de los dispositivos empieza desde bien pequeños. «De la misma manera que les enseñamos a caminar, tendríamos que compartir el primer uso de las tablets, por ejemplo, creando juntos la primera contraseña», propone. Las tecnologías, comenta, no son una cuestión de edad, sino de aprendizaje. En este sentido, a pesar de desconocer el funcionamiento de las aplicaciones, los padres pueden «validar» sus «límites». Dasca afirma que no deben «demonizar» las nuevas tecnologías y lo compara con el coche: «Al principio subían los que querían, los niños iban sin cinturón. El problema no era el coche, sino que no lo utilizábamos como debíamos». concluye.