75 años despachando confort para los pies

Corría el año 1943 cuando el señor Lluís Gombau abría tienda en la calle Canyelles de Tarragona, donde también tenía su vivienda. Desde entonces han pasado 75 años, y aquella iniciativa comercial todavía mantiene las puertas abiertas en el mismo sitio de la ciudad. Calçats Núria, situado en el número 10 de la calle, sigue proveyendo a los tarraconenses de todo tipo de alpargatas, zapatillas de ir por casa y zapatos para pies delicados y con plantillas. Al frente del negocio está Josep Maria Marsal, que ahora hace poco más de una década tomó el relevo a su madre, Núria Gombau. Aunque lo hizo en un momento especialmente complicado para el comercio de la zona –justo cuándo estaban las obras del mercado–, consiguió superar la sacudida. Josep Maria entró en la tienda después de más de veinte años ejerciendo el periodismo. «Tuve que decidir entre el negocio familiar o la vocación, y opté por el negocio de la familia, porque la vocación estaba muy 'fotuda'», bromea.

Entre los productos más vendidos en la tienda está la zapatilla de ir por casa, un calzado al cual considera que no se le presta bastante atención: «mucha gente, cuando llega a casa, se saca los zapatos y se pone cualquier cosa, pero la zapatilla de casa tiene que ser cómoda y se tiene que adaptar bien al pie, para que descanse bien». El tendero asegura que en este sector ha habido grandes avances tecnológicos, igual que ha pasado con los zapatos deportivos, y por ejemplo ha calzado más o menos ruidoso o con una mayor o menor capacidad de arrastrar la suciedad. En cuanto a los estilos, Josep Maria Marsal explica que también están sometidos a las modas: «si un año se llevan las rayas, el año siguiente, los cuadros». Lo que no falla nunca, asegura, es lo que marcan las series infantiles, de manera que los personajes de moda siempre son pedidos. En paralelo, hay motivos que funcionan siempre, como las zapatillas del Barça o, en calzado infantil, las de Spiderman. En estos hay que sumar los motivos locales, como las zapatillas del Nàstic o la Colla Jove.

Las cifras las tienen todas anotadas en una libreta «igual que hacía la madre», explica al comerciante, y por eso admite que no sabría decir de memoria cuántos pares de zapatillas tienen a la tienda. No obstante, calcularon que el año pasado vendieron un millar de pares de una de las principales marcas que despachan.

Además de estas, en la tienda también venden bastantes alpargatas, y no sólo en fechas señaladas, como Santa Tecla o Navidad, ya que« hay mucha gente que las pide todo el año, porque se sienten muy cómodos».

Desde hace un año y medio Josep Maria ha incorporado una nueva generación al negocio. Se trata de su hijo Adrià, de quien asegura que tiene mejor carácter que él para vender: «la gente está encantada». Sobre todo, explica, tiene lo que, a su parecer, hay que tener para ser un buen tendero: mucha paciencia y saber encontrar la manera de hacer encajar lo que quiere al cliente y lo que hay en la tienda.