Los vecinos de la Part Baixa afrontan otro año sin el colector de aguas
La obra, que evitaría las inundaciones, cuesta 3 millones y necesita subvenciones de la Generalitat
El colector del barrio del Port tendrá que esperar, al menos, un año más. La infraestructura necesaria para evitar las inundaciones en la parte baja de la ciudad, largamente reivindicada por sus vecinos, tampoco será una realidad este 2019. El Ayuntamiento no ha incluido la obra en los presupuestos de este año, a pesar de las últimas inundaciones del pasado octubre, que afectaron coches y dejaron parkings inundados de agua durante días y, en algún caso, semanas.
El concejal de Territori i Patrimoni Públic, Josep Maria Milà, asegura que la obra costaría unos 3 millones de euros. «Necesitaremos la ayuda de la Generalitat, de la Agència Catalana de l'Aigua», explica. «El estudio de la obra está hecho, es un tema económico», añade. Desde la Associació de Veïns del Barri del Port, Carme Puig encajaba, molesta, la noticia. «Me parece muy mal. La próxima vez que haya inundaciones ya veremos qué hacemos», expresaba Puig. «Tienen mucha morro. El Milà es muy diplomático, pero nosotros estamos pagando impuestos y no lo tienen en cuenta», añadía.
70 quejas de los vecinos
Los aguaceros del 9 y del 14 de octubre del año pasado dejaron una imagen de la Part Baixa con parkings y locales inundados y vehículos inutilizados. Los vecinos sufren esta situación desde hace años. Semanas después, la entidad vecinal reunió unas 70 quejas relacionadas con desperfectos en vehículos y locales. Algunos vehículos quedaron totalmente inutilizados a causa del alto nivel del agua que avanzaba por las calles, convertidas durante unas horas en ríos. Puig, que también presentó las quejas al Síndic de Greuges, todavía espera la respuesta del Ayuntamiento. Si no tiene ninguna, los vecinos se plantean presentar una demanda contra el consistorio por daños y perjuicios.
El colector es una cañería subterránea que absorbería el agua de la lluvia y que se instalaría bajo la calle Reial. Para que la función de esta infraestructura tenga resultado, es necesario que el caudal del río no sea muy alto. Milà recuerda que, «a nivel técnico, toda la Part Baixa es inundable». El muro en el río Francolí fue la primera medida para contener el agua y que no llegara al barrio. Actualmente, las aguas fecales y las de la lluvia viajan juntas por el alcantarillado del barrio del Port. En días de fuertes tormentas, esta situación provoca que las aguas fecales emerjan del alcantarillado hacia la calle y se mezclen con el agua de la lluvia, dejando al día siguiente la suciedad por las calles mezclada con el barro.