Una vecina lleva a la Fiscalía los «ruidos» de la discoteca Bloomsbury
La mujer vive encima del local y asegura que sufre ansiedad y toma medicamentos para dormir a causa de las «molesties» ocasionadas
El piso d'E.A.P se encuentra encima de la discoteca Bloomsbury, ubicada en la calle Major, en la Part Alta. Hace meses que denuncia lo que considera «molestias y ruido» por la música del local. Asegura que la situación le ha provocado ansiedad y que toma medicamentos para poder dormir, después de sufrir insomnio. El pasado 10 de diciembre, la mujer presentó una denuncia a la Fiscalía de Medio Ambiente de Tarragona contra el establecimiento en la cual pide el cierre temporal del negocio.
Esta vecina defiende que dispone de informes clínicos que acreditan el perjuicio para la salud que le causa cada semana la discoteca. El local abre las puertas jueves, viernes y sábado y acostumbra a cerrar a las cinco y las seis de la mañana. «Hay un ánimo de querer cerrar el local. Cada vez está más claro», asegura Ángel, uno de los socios del local. La vecina denunciante afirma que el local incumple el límite de decibelios permitido. «Tenemos las actas de la Guardia Urbana que indican que los decibelios son correctos. La licencia es correcta y también el seguro», se defiende uno de los empresarios del local.
No es la primera vez que esta vecina pide el cierre de este local. El pasado noviembre, reunió 132 firmas en la plataforma change.org con este objetivo. Entonces, denunciaba peleas en la puerta, vómitos de los clientes, y restos de alcohol y botellas en la calle. «Violan nuestro derecho al descanso, la salud y a la intimidad», explicaba en aquel momento. La vecina denunció a Ángel por amenazas una noche que la mujer denunciaba el ruido de la discoteca. Después de una vista rápida, el hombre ha salido absuelto, según el denunciado.
Las quejas vecinales contra la discoteca vienen de lejos. Trece vecinos se han sumado a un expediente que reúne quejas contra el local. Entre enero y octubre de 2018, la Guardia Urbana realizó 15 actuaciones relacionadas con las molestias de los vecinos, causadas por el volumen de la música o la concentración de gente. En dos ocasiones, los agentes detectaron «posibles irregularidades», según apuntan fuentes del consistorio. En la denuncia a la Fiscalía, la plataforma Farts de Soroll ha acompañado la vecina.
«Tarragona se empequeñece»
El próximo lunes, los grupos municipales votarán en el pleno del Ayuntamiento una modificación de Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM) que impedirá la apertura de nuevos bares musicales y discotecas en la Part Alta y también impedirá reabrir los locales que cierren. «Están poniendo más barreras. Tarragona se queda pequeña mientras Reus crece», explica Ángel, quién no ve ningún motivo para que cierre el local. «Tenemos todo en regla y la licencia desde hace años», explica. El empresario defiende que la apertura de nuevos locales «hace crecer la ciudad». Milà aseguró ayer que la medida quiere «potenciar la revitalización de la Part Alta, dar seguridad jurídica a la rehabilitación de edificios e iniciativas urbanísticas, que por la normativa vigente del POUM están bloqueadas». La medida pretende evitar el deterioro del patrimonio cultural y definir los usos admitidos de las actividades de restauración y recreativas. «Se trata de combinar la calidad de vida de los habitantes del centro histórico sin detener la actividad económica», concluye.