Gènero Lliure empapelará los lavabos para que no tengan logotipo

La plataforma Gènere Lliure, que lucha por los derechos de las personas con géneros y sexualidades disidentes, ha iniciado una campaña parareclamar el cumplimiento de una moción aprobada en octubre del año 2017 en el Ayuntamiento de Tarragona sobre la defensa y la promoción de los derechos de las personas transgénero e intersexuales y para evitar la discriminación. Alliberem els lavabos –así se llama la campaña– quiere visibilizar que hay personas que no se identifican con ninguno de los dos logotipos binarios que aparecen en las puertas de los servicios públicos –tradicionalmente atribuidos a hombre y mujer–, unas imágenes que el consistorio se había comprometido a quitar.

En una pregunta formulada a través del grupo municipal de la Candidatura d'Unitat Popular el pasado noviembre, el equipo de gobierno aseguró que lo acabaría haciendo y que si no lo había hecho hasta ahora era a causa del volumen de trabajo. Antoni Segura, miembro de Gènere Lliure, destaca que el Ayuntamiento «tendría que mover ficha» pero que, si no lo hace, ellos se encargarán de «liberar todos y cada uno de los lavabos de dependencias municipales. De hecho, ya lo han empezado a hacer, tal como se puede ver en el primer vídeo de la campaña, en qué animan a los tarraconenses a descargar la plantilla de su web www.generelliure.cat y a colgar los carteles ellos mismos.

En este año y medio que ha transcurrido, la plataforma ha trabajado con el Ayuntamiento en varias ocasiones, como por ejemplo en la festividad del 28 de junio, que reivindica los derechos y las libertades de las personas LGBTI, pero eso, de momento, no ha dado sus frutos, aseguran. «Incluso en las nuevas dependencias los lavabos siguen teniendo tipología binaria», destaca Segura.

Los acuerdos de la moción, aprobada con una mayoría de votos a favor y la única abstención del Partit Popular, pedía visibilizar y dar más información a la población sobre el Servicio de Atención Integral (SAI) a las personas LGBTI y también pedía que el Ayuntamiento no discriminara a las personas de identidades no binarias, como pasa a estas alturas en la división de los lavabos. Unos lavabos que tendrían que ser «universales», es decir, «que no sean destinados a ningún colectivo concreto, sino a la población general». El otro punto, que como el resto tampoco se ha aplicado, exigía que los talleres de formación de educación sexual en las escuelas e institutos tuvieran en cuenta las orientaciones sexuales y las identidades de género disidentes. A la práctica, «una educación que no sea binaria ni cissexista», un término este último que se refiere a la discriminación de las personas a las que les atribuyen un género que no lo sienten propio.