Ecología
Un simulacro nuclear alerta del peligro de no cerrar las centrales
Activistas de Greenpeace y Ecologistas en Acción hacen una ‘performance’ en la plaza de la Font
Una veintena de activistas de Greenpeace y Ecologistas en Acción enfundados con monos blancos y mascarillas se caían ayer al mediodía al suelo en medio de la plaza de la Font mientras una sirena anunciaba el desastre. Víctimas de un supuesto ataque nuclear derivado de un accidente en alguna de las tres centrales que actualmente operan en Cataluña, las dos organizaciones hicieron una performance para exigir el cierre inmediato de Vandellòs II, Ascó I y Ascó II, todas situadas en las Terres de l'Ebre.
Hoy se cumplen 8 años del accidente de Fukushima-Daiichi. Los activistas denuncian que los efectos del escape radiactivo siguen sin estar bajo control y que hay 800.000 toneladas de agua radiactivas.
El portavoz de Greenpeace en el Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre, Oscar Cabrera, afirmó que entre el 2019 y el 2020 se renovarán las licencias de las centrales catalanas hasta el 2034. Desde Greenpeace y Ecologistas en Acción denuncian que ya han transcurrido los 40 años de vida útil de las centrales, motivo por el que resulta peligroso que sigan abiertas. «Todas las ganancias se las llevan las empresas que gestionan las centrales que son Endesa y Iberdrola, pero somos nosotros los que asumimos el riesgo pagando la gestión de residuos», señalaba Cabrera. Los activistas alertan de que Vandellòs registró seis incidentes en el 2018. «Las centrales tienen errores y es una muestra que no funcionan bien», añadía. En caso de una catástrofe nuclear, avisan, no se podría vivir en un radio de 30 kilómetros.