Urbanismo
El Ayuntamiento de Tarragona aprueba la permuta de los terrenos del Teatro Romano
Es un paso más para que el espacio pase a manos municipales y se puedan descubrir las termas romanas que se esconden debajo
El Ayuntamiento ha dado hace pocos días un nuevo paso hacia delante para hacer posible las excavaciones arqueológicas bajo las naves industriales situadas entre el Teatro Romano y las Termas de Sant Miquel donde, con toda probabilidad, hay restos romanos. La Comisión de Urbanismo ha aprobado, recientemente, en su última reunión, trasladar la «edificabilidad reconocida» de este espacio a unos terrenos de propiedad municipal en el barrio de Sant Pere i Sant Pau, según ha explicado a esta redacción el concejal de Territori i Patrimoni Municipal, Josep Maria Milà. Sólo falta la firma del conseller de Territori de la Generalitat.
A partir de aquí, el consistorio redactará el proyecto de urbanización y reparcelación que se podría alargar 8 meses. A través de este proceso, los terrenos donde se encuentran unas naves industriales en desuso, pasarán a manos municipales. El objetivo del gobierno de la ciudad y la Generalitat es derribar estos edificios para, después, empezar una excavación arqueológica que tendrá la misión de revelar el más que probable rico patrimonio histórico que se esconde bajo estos edificios. A cambio, los propietarios de las naves podrán edificar en una finca municipal ubicada cerca del CAP de SPiSP.
El proyecto urbanístico tiene como objetivo conectar las Termas de Sant Miquel y el Teatro Romano. Las termas públicas son consideradas una pequeña joya de Tàrraco. Después de ser investigadas por los arqueólogos, fueron cubiertas con tierra para protegerlas. En la zona del teatro hubo construcciones anteriores, vinculadas a la actividad portuaria, como almacenes y tiendas, además de una calle del siglo I aC. La ocupación más antigua fecha del siglo II aC y corresponde a un depósito.
Construcción del siglo III
Las termas de Sant Miquel se construyeron en un momento adelantado de la época altimperial, seguramente en la primera mitad del siglo III dC. Estas termas son una pieza importante de la arqueología tarraconense y por otra parte son un monumento bastante excepcional en el contexto de la arqueología romana en Hispania. Fueron descubiertas en unas excavaciones hechas entre 1994 y 1998 en el solar de la calle de Sant Miquel, número 33, de Tarragona, en el curso de unas actuaciones arqueológicas urbanas preventivas que fueron coordinadas por el arqueólogo Josep Maria Macias.
Las termas públicas se encuentran enterradas bajo una capa de grava desde hace dos décadas. Esta construcción, que contiene piscinas y una destacada colección de mosaicos, constituye uno de los grandes tesoros ocultos de Tàrraco. El solar excavado abarca una superficie de 950 metros cuadrados y el informe que se hizo de las termas indican que estas podrían ocupar un espacio de entre 2.500 y 3.000 metros cuadrados. Las estructuras de las termas continúan en el subsuelo de una nave industrial localizada al lado del solar. La Reial Societat Arqueológica de Tarragona reclama desde hace años el diseño de una ruta romana en la Part Baixa para poner en valor y hacer accesible a las visitas los yacimientos que se extienden desde el Teatro hasta la Tabacalera y que incluiría restos como las de las termas.