Diari Més
Marc Pagès Gallego

De Reus en Utrecht (Países Bajos)

«La comida en Holanda no es importante, un pequeño sándwich con sopa o ensalada»

Marc Pagès se ha quedado enamorado de la utilización de la bicicleta en Holanda y es una de las costumbres que trasladaría a su tierra

Marc Pagès todavía se quedará un tiempo en Utrecht.

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—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

—Después de acabar mis estudios en la URV me mudé a Amsterdam para hacer el master. Poco después de acabar, encontré trabajo en Utrecht como bioinformático, aunque no cierro las puertas a empezar un doctorado.

—¿Qué motivos le llevaron a marcharse de casa para ir a vivir en el extranjero?

­Hay varios factores. El primero, el campo de la bioinformática no está muy extendido, es decir, no hay muchas universidades que ofrezcan cursos en este ámbito y todavía menos màsters. El segundo, que el precio de un master en Holanda (sin tener en cuenta los costes de vivienda, viaje, etc.) es más barato que el de un master en España. Pero en cambio, el ranking de muchas universidades holandesas es más elevado que el de universidades españolas. En este caso, la elección es clara. Finalmente, vivir en el extranjero no es algo que no haya vivido antes, he vivido también en Alemania y en Austria. Por lo tanto, llevar a cabo estudios en el extranjero parece al menos, desde el ámbito de la ciencia, una elección lógica. Naturalmente, podría haber vuelto a Cataluña y buscar trabajo allí, pero la investigación científica en Cataluña y España no está en su mejor momento. Las ofertas de trabajo son escasas y es difícil encontrar trabajo en un campo específico que te guste. Económicamente, la relación salario/coste de vida es más alta en los Países Bajos que en Cataluña.

—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal y como se lo había imaginado?

—Naturalmente, esperaba que la gente se moviera mucho en bicicleta, pero realmente hay muchísima gente que se mueve en bicicleta y hay problemas de tráfico en horas punta en los centros de la ciudad. Hay mucha gente que tiene bicicletas en varias ciudades aparcadas cerca de las estaciones de tren. Así no depende del transporte público de cada ciudad y puede moverse libremente y, seguramente, les sale más barato.

—¿Cuáles son las principales diferencias entre Utrecht y su casa?

—Primero, la comida. La cocina holandesa original no es ninguna maravilla, pero han sabido incorporar platos de otras culturas culinarias, especialmente del Surinam, China y el Vietnam. Comparada con la vida mediterránea, la comida en Holanda no es muy importante, acostumbra a ser hacia las doce y es sólo un pequeño sándwich con una sopa o alguna ensalada. El segundo, la vivienda. No acostumbra a haber grandes bloques|blocs de pisos, la mayoría de la gente vive en casas de poca altura (dos o tres pisos). Actualmente, hay problemas de vivienda en las ciudades populares. El precio de compra y de alquiler se está disparando y mucha gente vive en pueblos o ciudades próximos y se desplaza diariamente para ir a trabajar.

—¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

-Utrecht no es muy grande y no tiene grandes atracciones turísticas. La más conocida es la Dom tower, la torre campanario de una antigua catedral/iglesia. Edificios más altos que la torre no están permitidos a un cierto radio a la redonda. Utrecht tiene un encanto en su casco antiguo que recuerda a Àmsterdam pero en miniatura, la mejor parte, es que no está lleno de turistas.

—¿Qué costumbre del país actual se llevaría hacia Cataluña?

—Sin duda la bicicleta. Es ecológico, te permite moverte mucho más y reduce el tráfico en general. En Tarragona seguramente costaría mucho adaptar la ciudad para hacer carriles bici. También está la cuestión que Tarragona es una ciudad poco «plana», pero actualmente hay muchas bicicletas semi-eléctricas que te ayudan por las subidas y no son muy caras.

—¿Tiene intención de volver pronto o de momento no?

—Hoy por hoy no tengo ningún plan de volver. Al menos en los próximos 5 años.

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