Candidato de Junts per Tarragona en las elecciones municipales del 26 de mayo
«Hoy Tarragona no tiene alcalde, ni se lo ve ni se lo espera»
El concejal del Partit Demòcrata dice que la imagen que ofrece la Rambla Nova «simboliza como está toda la ciudad»
—¿Qué le falta a Tarragona?
—Sobretodo, modernidad, autoestima y cambio. Abogamos por un cambio en Tarragona, para convertirla en una ciudad amable. Como modernidad, entiendo apartar los vehículos de la ciudad, más respeto por el medio ambiente y crear itinerarios verdes. Mi propósito es hacer una ciudad más digna para los ciudadanos. Tenemos que recuperar la autoestima porque es necesaria para capitalizar este cambio. Hay que reactivar la ciudad mediante la cultura, las tradiciones y el comercio, entre otros aspectos.
—Si es escogido alcalde, ¿cuál será su prioridad?
—Despertar la ciudad de la parálisis que, desde hace unos años, nos afecta y persigue, y con este despertar resolveríamos muchos de los déficits que tenemos. Tenemos que despertar aplicando un microurbanismo, el doméstico, no hablo de grandes proyectos, y, también, en el ámbito cultural y comercial, diferentes factores que son tangibles. Y hacer despertar la conciencia de todos para recuperar la capitalidad.
—¿Tarragona ha perdido la capitalidad?
—Llevamos más de 2.000 años siendo la capital y esta capitalidad se tiene que defender. La voz del Camp de Tarragona la tiene que liderar la ciudad. Le iría bien a Tarragona y al resto del territorio. Últimamente se habla de consensos que pienso que son falsos.
—¿Con quién está dispuesto a pactar para formar gobierno?
—Una de las propuestas que hacemos pasa por un cambio generacional. Tengo la ventaja que no tengo prisa ni tengo que llegar a pactar con nadie, y menos hacer pactos antinaturaleza. Apostamos por ganar las elecciones y asumir la alcaldía y, si no es posible, repito que no tengo prisa y, por lo tanto, no tengo que pactar con nadie.
—¿Con qué partidos nunca pactaría?
—Con Ciutadans y el Partit Popular, nunca y, evidentemente, con VOX tampoco. Pactaría, probablemente, con el resto de partidos y con un PSC que fuera muy diferente del actual con respecto a mentalidad y personas. Mi abuelo, mi abuela y gran parte de mi familia fueron militantes socialistas. Si se recupera aquel socialismo, no tendría ningún problema.
—¿Todo lo que rodea el Procès, puede tener incidencia en el resultado de las elecciones municipales?
—Entiendo la política local como la democracia más desarrollada. El mundo local se tiene que preservar y el objetivo tiene que ser como solucionamos los problemas locales. Este contexto existe y lo tenemos que batallar. Me gustaría que la campaña fuera estrictamente local, pero nos supera la situación del país. Es tan importante lo que pasa, que tiene que estar presente.
—Puntúe de cero a diez la tarea del gobierno municipal.
—En su momento, la ciudad de Tarragona no se equivocó votando a Ballesteros, porque podía representar el cambio después de un largo mandato del anterior alcalde, pero, incluso en el último mandato, lo suspendería y no le pondría nota porque no ha hecho nada y, este, es el problema más grave. Se ha puesto de perfil y no ha tomado ninguna decisión. Hoy, Tarragona no tiene alcalde y ni se lo ve ni se lo espera.
—Dígame una propuesta nueva que tiene para la ciudad.
—Proponemos una política del día a día, alejada de proyecto megalomaníacos. Nuestra inquietud es para el colectivo social. Queremos que uno de los puentes de Tarragona sea una avenida, no para los coches, sino para los peatones y las personas que se desplazan en bicicleta. Eso tiene que ir acompañado hacer aceras en la N-340, la T-11 o la Via Augusta para que la gente pueda acceder a los barrios andando y de una manera amable.
—¿Es aceptable que un ayuntamiento acabe un ejercicio con superávit?
—El del Ayuntamiento de Tarragona es un superávit artificial. En los presupuestos no hay contempladas partidas que se tendrían que aplicar este año, como 700.000 euros por expropiar edificaciones al lado del río, al Passeig de la Independència, que se tendrá que hacer este año.
—¿El bloque de independentistas y constitucionalistas ha superado el de izquierdas y derechas?
—En el mundo local se me hace difícil pensar que, con el presupuesto que dispone un ayuntamiento como el de Tarragona, se pueda hablar de políticas de derechas o de izquierdas. Lo que se tiene que hacer es gestionar bien unos recursos escasos. En el ámbito nacional y estatal existe el bloque formado por izquierdas y derechas, pero el contexto actual lo supera el de independentistas y constitucionalistas. Este es el debate.
—¿Qué modelo de ciudad propone?
—Un modelo destinado a los jóvenes, a las familias, a las personas mayores. Para cada uno de ellos hay una ciudad, su ciudad, y la administración local tiene que estar al lado de los ciudadanos. Queremos una ciudad de la que estar orgullosos. Tenemos que recuperar nuestra Tarragona y evitar la distancia emocional que hay.
—Los estorninos hace semanas que se han marchado, pero los sonidos grabados de sus depredadores suenan todas las tardes en espacios como la Rambla. ¿Hace falta?
—Nuestra Rambla Nova es como el Passeig de Gràcia para los barceloneses. El gobierno municipal se comprometió a cambiar los new jersey y que algunos son cedidos por el Port, se aplica un nuevo sistema de poda discutible y cada día oímos la música de los estorninos. Es un despropósito querer promocionar la ciudad sin tener sensibilidad. Lo de los estorninos es una animalada. Queremos una Rambla digna. Sin despreciar muchas joyas que tenemos en Tarragona, la Rambla es la joya de la corona y está como está. Creo que es el elemento simbólico de cómo está toda la ciudad. La Rambla tiene que ser el reflejo de la recuperación de Tarragona.