Urbanismo
La elección popular del pavimento de la Rambla de Tarragona se hará después de la Tecla
El alcalde Ballesteros dice que las tres propuestas que se someterán a votación «se podrán ver y tocar en una exposición»
La consulta popular para decidir el futuro pavimento que se pondrá en la Rambla Nova se hará después de Santa Tecla, manifestó ayer en esta redacción al alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, quien apuntó que «hay un mar de dudas porque las personas mayores me piden que se mantenga el asfalto, porque no resbalan.» La solución pasará por «escoger entre tres propuestas». Ballesteros explicó que el pavimento que se someterá a consulta será «asfalto –como el existente a la zona donde se instalaba el mercadet-, baldosas como las que hay en algunos sectores y un hormigón pretensado que imita la baldosa y que evita los resbalones.
Ballesteros destacó que «la propuesta ganadora se decidirá en un proceso participativo». Primero, «se expondrán los tres tipos de pavimento para que la gente los pueda ver y tocar» y, después, «se hará la votación por Internet». Cuando se haga la consulta, el Ayuntamiento informará del presupuesto que requeriría la implantación de cada uno de los tres pavimentos. El ciudadano «sabrá lo que cuesta» el proyecto, dijo Ballesteros a esta redacción.
En el 2007, como consecuencia del traslado del mercadillo de Corsini en la Rambla, a causa de las obras en el Mercado Central, se asfaltaron dos cocas de la Rambla, recuperando la imagen que tenían antes de que el ayuntamiento del alcalde Josep Maria Recasens decidiera sustituir el asfalto por baldosas. En noviembre del año pasado, el gobierno municipal frenó el proyecto para repensárselo.
La nueva Casa de la Fiesta
Por otra parte, Ballesteros expresó su deseo de que el juez que lleva el caso del parking Jaime I «permita liberar el espacio cuanto antes mejor», para que sea la nueva sede de la Casa de la Festa. «De momento, no podemos hacer nada», subrayó. El traslado de la Casa de la Fiesta en el edificio que ocupa el frustrado parking Jaume I implicaría dotar a la Parte Alta «de un equipamiento social y cultural, destinado a las entidades de la ciudad, donde también podrían hacer sus ensayos», dijo.