Actriz, cómica y presentadora
«Al principio 'Desatadas' era más seria, pero el público quería humor, humor y humor»
La popular cómica y actriz Paz Padilla protagoniza ‘Desatadas’, una comedia que se podrá ver el 27 y 28 de abril en el Palau Firal de Tarragona
—¿Qué es Desatadas?
—Es una obra maravillosa. Somos tres actrices encima del escenario, interpretando varios personajes que se identifican con personalidades que encontramos en la sociedad, y que nos hablan de la mentira, el odio, el rencor, los celos... Todo, sin embargo, en clave de humor. Al principio la historia era un poco más seria, pero la gente quería humor, humor y humor, así que ahora durante una hora y tres cuartos la gente no para de reír. Además, es una obra con la que todas las generaciones se identifican, desde las chavalas más jóvenes hasta las mayores.
—¿Es una obra de mujeres, sobre mujeres, y para mujeres?
—No, es una comedia hecha por mujeres pero que también hace reír mucho a los hombres, porque es fácil que identifiquen a su jefa, su vecina o su hermana. Explicamos cosas que pasan en todo el mundo, pero la mayoría lo escondemos. Muchas veces decimos ‘mira aquella, que envidiosa que es...', y resulta que al final los envidiosos somos nosotros.
—La acción pasa en un centro de salud mental. ¿La línea que separa la normalidad del desequilibrio es tan fina que todos somos susceptibles de pasarla, en el día a día?
—Yo creo que no hay nadie que esté bien del todo. Quién no tiene una inseguridad, tiene un miedo. La infancia y la adolescencia nos marcan mucho, y también nuestros padres, que a la vez estuvieron influidos por los suyos. Pero estamos para reír un poco de todo eso.
—Comparte escenario con dos actrices más, no tan conocidas por el gran público. ¿Quiénes son?
-Natalie Pinot es una canadiense que es una ‘crac’. Ha sido profesora y ha dado clase a compañeros míos. Trabaja muy bien la comedia desde el drama, que al final es lo que hacemos, hacer comedia de las situaciones dramáticas. Es lo que pasa también en la serie La que se avecina, por ejemplo, donde interpreto a Chusa, que es una ionqui que sólo busca que la quieran. Ella, sin embargo, lo lleva todo al drama, y del drama sale el humor. Después, enDesatadas también está Esther Rivas, una actriz maravillosa que también trabaja muy bien la comedia. En este país hay muchos actores y actrices muy buenos que no han tenido la misma suerte que tuve yo, que fui a un programa de televisión a explicar cuatro chistes, me hice famosa y se me abrieron muchas puertas.
—Usted hace de presentadora y también de actriz en la televisión, pero parece que en el teatro es donde disfruta más.
—Cuando hablamos del teatro todos decimos lo mismo, y eso debe ser por alguna cosa. El teatro conecta directamente con el público, no hay un concejal ni un realizador, nadie dice cuándo se tiene que aplaudir o reír. El público paga una entrada y te reclama un trabajo. Y desde el minuto cero ya ves si les gustas o no. Yo, en el escenario, soy tremendamente feliz. Pero en la tele, también porque tengo una cosa que no sé si será buena o mala, y es que no me pongo nerviosa y soy muy incorrecta, improviso, y suelto las cosas. A veces sale bien, y a veces mal. Pero se tiene que ser valiente.
—Simultaneando el teatro con la presentación del programa Sálvame y con el rodaje en la popular serie La que se avecina no me salen los números. ¿Ya tiene bastantes horas, su día, para hacer todo eso?
—Además de eso hago muchísimas cosas más en mi vida privada, ahora he abierto una tienda de ropa en Zahara de los Atunes y he viajado a Italia y a París a comprar. Como soy muy feliz con lo que hago, no me canso. Sí que a veces me agoto físicamente, pero entonces duermo y me siento como nueva, o me siento en el sofá y me miro un par de episodios de Juego de tronos. Lo que nos agota son las cosas que no nos hacen felices, mi consejo para la gente es que rompan sus cadenas y que no tengan miedo de los cambios.